A book of different peraya stories :
H1: Beauty and the sleeping prince (COMPLETE)
H2: The Lion Prince and the Pauper (COMPLETE)
H3: Thinking about you (COMPLETE)
H4: Unforeseen wedding (COMPLETE)
H5: Timeless Love (COMPLETE)
H6: Three loves (COMPL...
Sin embargo, y para los padres de Krist, el tiempo desde que las ruedas tocaron tierra hasta que se abrieron las puertas, pareció ser eterno.
"No vamos a salir nunca de aquí...", pensó la Señora Sangpotirat mientras contaba a las personas que tenían delante y que, con lentitud, recogían sus maletines y bolsas de viaje mientras comentaban lo tranquilo y agradable que había sido el vuelo.
- "Esperemos que no tarden en descargar nuestros equipajes" - murmuró su marido mientras tomaba nuevamente el móvil y mandaba un mensaje de texto a Singto - "no puedo esperar para ver a nuestro Krist".
La Señora Sangpotirat asintió y, agarrando fuertemente su bolso, comenzó a caminar, paso a paso, por el angosto pasillo del avión.
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Krist despertó con un fuerte dolor de cabeza. Sus ojos le dolían y parecía como si un camión hubiera pasado por encima suya.
"¿Dónde estoy?", se preguntó mientras observaba el techo blanco de la habitación.
Y es que lo último que recordaba era haber estado en la cueva y cómo el agua había acabado por cubrirle.
"No lo entiendo", se dijo el joven mientras intentaba mover la cabeza hacia la persona que oía llorar muy cerca suyo, "¿no estoy muerto?".
- "Te necesito Krist..." - murmuraba con voz entrecortada el joven que estaba a su lado y que, para asombro de Krist, no era nadie más que Singto - "por favor, no puedes dejarme".
"Pero qué..."
Y es que el joven no comprendía nada.
Pero nada de nada.
¿Dónde estaba?
¿Cómo lo habían sacado de la cueva?
Pero sobre todo... ¡¿Qué hacía Singto llorando al lado de su cama?!
La última vez que lo había visto estaba con Pim...
Tantas preguntas... pero, cuando el joven abrió la boca para preguntar qué estaba pasando y, sobre todo, para decirle que estaba bien y que jamás le dejaría solo, la puerta se abrió y una joven entró con pasos rápidos y elegantes.
"Pim", se dijo Krist mientras sentía que su corazón volvía a romperse.
Claro...
Y es que no podía ser de otra forma...
Singto no estaría con él a menos que la muchacha también lo estuviera.
Al fin y al cabo nunca se separaban.
"No sé cómo pude pensar que, por una vez, me había escogido a mí... a mí y no a ella", pensó mientras intentaba no llorar.
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Singto levantó la mirada hacia la recién llegada mientras fruncía el ceño.
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Por unos instantes había pensado que eran los padres de Krist pero...
- "¿No ibas a volver a la capital?" - preguntó sin soltar la mano de Krist - "pensaba que tu avión salía a las cinco de la tarde, y ya son las siete".
Pim suspiró mientras se acercaba y separaba la mano de Singto de la de Krist.
- "No quiero irme sin tí... se supone que este viaje era para que nos conociéramos mejor...".
Singto suspiró.
- "Te he acompañado a todos los eventos a los que has querido ir, he sido tu compañero de reparto en todas esas cuñas televisivas.. ¿qué más quieres?" - preguntó el joven mientras se levantaba de su asiento y se acercaba a Pim.
La joven sonrió y, jugando con sus cabellos, le lanzó una mirada coqueta.