H4: PARTE 1 (SPANISH)

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BODA IMPREVISTA


Arthit observó el camino pedregoso por el que llegaba la comitiva.

"Ya está aquí...", se dijo mientras pensaba en el joven que venía en uno de esos coches. El muchacho que, en pocas horas, sería el esposo de su adorada hermana mayor.

- "Ya se que no puedes esperar a que sea tu turno..." - musitó su aya con una sonrisa - "pero ya verás que seis meses pasan rápidamente y, cuando menos te lo esperes, estarás casado con Nam".

Namtarn..., su querida y hermosa prometida.

El joven, dejando escapar un suspiro, se dio la vuelta y entró en el dormitorio donde su hermana estaba terminando de arreglarse con la ayuda de Nani, su querida y adorada nodriza.

- "Tu novio ya ha llegado" - musitó Arthit mientras fijaba su mirada en el rostro de su hermana. Tan parecido al suyo pero, a la vez, tan diferente.

"Todos dicen que tenemos el mismo tono de piel y unos ojos negros que pueden volver loco a cualquiera. Pero...¿por qué tengo yo que tener estas mejillas regordetas?"

- "Pues yo las adoro" - dijo Kristal mientras sonreía a través del espejo de cuerpo entero donde estaba terminando de ver los resultados del maquillaje y del peinado- "ya sabes... tu mejillas".

Arthit suspiró.

Y es que, una vez más, su querida hermana había descubierto lo que estaba pensando

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Y es que, una vez más, su querida hermana había descubierto lo que estaba pensando.

"Sin duda eso de tener una hermana gemela es un rollo", se dijo el joven mientras volteaba hacia la cama y tomaba el ramo de flores que la muchacha iba a llevar a la recepción, "siempre lo descubre todo...".

- "Mi niña... ya estás lista" - murmuró Nani con una amplia sonrisa. Varias lágrimas, sin embargo, comenzaron a deslizarse por sus mejillas - "estoy tan féliz por ti... Kongpob es un gran hombre y seguro que será un esposo perfecto".

Kristal sonrió y asintió mientras tomaba una pulsera de su estuche.

"La pulsera de mama", se dijo Arthit mientras observaba a su hermana colocarse la joya en la muñeca.

- "No podría casarme sin ella" - murmuró Kristal tras notar cómo la mirada de Arthit había quedado fija en la hermosa joya de oro y piedras preciosas.

Tras lo cual volteó hacia la puerta y, con expresión decidida, dio unos pasos hacia ella.

- "¿Vamos..?"




Kongpob observó la mansión con mirada triste.

Hacía semanas que había pedido a sus padres que rechazaran la propuesta de matrimonio, que intentaran lo que fuera

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Hacía semanas que había pedido a sus padres que rechazaran la propuesta de matrimonio, que intentaran lo que fuera.. pero que no le obligaran a cumplir con una promesa que no había hecho él mismo, sino su abuelo y en su lecho de muerte.

- "Lo siento tanto..." - musitó su madre con un hilo de voz. La mujer, vestida con su traje de fiesta, se secó los ojos mientras intentaba no ponerse a llorar - "Sé que no querías ésto, que para ti es un suplicio casarte con esa chica. Pero..."

Kongpob suspiró mientras bajaba la mirada hacia el suelo del vehículo.

- "Lo sé... se que no podéis ir en contra de la palabra dada por el abuelo. Mucho menos cuando hablamos de nuestros socios de negocios" - musitó el joven sin apartar la mirada de la alfombrilla recién colocada.

La mujer asintió tristemente.

- "Sabemos que tienes a alguien a quien amas... a alguien a quien llevas años amando. Pero es por el bien de la familia, nosotros..."

Kongpob se volvió hacia la mujer con expresión dolida.

- "Eso no importa. Esa persona nunca estuvo interesada en mí..."

Tras lo cual salió del coche y se encaminó hacia la entrada de la mansión.

Su madre, sin embargo, sólo pudo mirar al joven con expresión culpable.

- "Lo siento hijo mío, lo siento tanto..."




CLINC

Un mensaje llegó al móvil.

Un mensaje que hizo que su dueño sonriera alegremente.

"Todo está listo", se dijo mientras levantaba el rostro y deslizaba la mirada por los invitados, " y la ceremonia está por comenzar... todo va como se ha planeado.. ya sólo queda esperar".

Unos minutos después, y tras mandar un corto mensaje a modo de respuesta, apagó el teléfono y comenzó a caminar por la amplia sala.

Si...

Tan sólo había que esperar.

THE STORYBOOKWhere stories live. Discover now