A book of different peraya stories :
H1: Beauty and the sleeping prince (COMPLETE)
H2: The Lion Prince and the Pauper (COMPLETE)
H3: Thinking about you (COMPLETE)
H4: Unforeseen wedding (COMPLETE)
H5: Timeless Love (COMPLETE)
H6: Three loves (COMPL...
- "¡Tenemos que encontrar a Kristal!" - exclamó Peck mientras se llevaba una copa del más fuerte licor que tenían en el gabinete a sus maltrechos labios.
El anciano, que adoraba a su niñita por encima de todas las cosas, estaba aterrado imaginando mil y una posibilidades.
¿Y si la habían secuestrado?
¿Y si se encontraba sola y sin dinero?
¡Tenían que hacer algo... y tenían que hacerlo ahora!
Sin embargo, su hijo mayor apenas si escuchaba sus palabras. Y es que estaba demasiado ocupado atendiendo a su querida esposa.
"No de nuevo...", pensó mientras veía cómo la nueva mujer de su hijo se dejaba caer sobre el sofá mientras se abanicaba como si le faltara el aire, "de verdad que no sé que le vio mi hijo para querer casarse con ella".
Como no fuera por su belleza...
Porque eso era lo único que poseía la mujer, una belleza que volteaba rostros en la calle y que hacía que los hombres se detuvieran para observarla.
"Aunque a ver de qué nos sirve eso ahora..."
- " Hijo..." - comenzó a decir Peck, con la esperanza de que por una vez, el hombre atendiera a razones.
Sin embargo el señor Rojnapat no se volvió hacia él, ni siquiera le habló. Fue su esposa, sentada en el asiento, quien le lanzó una mirada que le hizo soltar un bufido.
- "No podemos hacer nada... al menos no ahora" - dijo la señora Rojnapat mientras que, con un ademán coqueto, negaba con la cabeza - "ni siquiera sabemos dónde está su hija".
.................................
Su hija...
Arthit sonrió irónicamente.
Una vez más volvía a reiterar que ellos no eran hijos suyos.
"Para ella sólo existe nuestro hermano pequeño Nat... el hijo perfecto con el que siempre habían soñado y tan diferente de su hermana y de él mismo, mucho más parecidos a su primera esposa que al padre que, en esos momentos, parecía más preocupado por su mujer que por su propia hija".
Arthit suspiró mientras desviaba la mirada hacia la esquina de la sala donde estaban reunidos los señores Suttiluk. Ambos padres estaban alrededor de su hijo, consolándole mientras le aseguraban que todo saldría bien.
"Tan diferente a mi familia...", se dijo Arthit con un leve deje de envidia.
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El joven aún recordaba cómo eran las cosas cuando aún vivía su madre.
La casa siempre estaba llena de risas y juegos, de alegría y felicidad. Pero, tras su muerte, su padre se sumió en la más absoluta desesperación.
Fue por eso que, cuando una tarde de verano, les dijeron a Kristal y a el que había decidido volver a casarse, ambos habían estado contentos con la noticia.
Lo que jamás pensaron fue que la mujer que su padre había escogido, no iba a quererles. Que ni siquiera les iba a soportar, aunque fuera por las apariencias.
Ni Cenicienta había vivido unos años tan horribles al lado de su madrastra como los que habían pasado ellos...
Y ahora.
Ahora, una vez más, esa mujer les daba la espalda...
- "Además... la nota dice claramente que ha huido" - siguió diciendo su madrastra con gesto seco - "seguramente ayudada por uno de sus muchos amigos"
Arthit frunció el ceño, pero no dijo nada.
Y es que de nada servía discutir con ella, mucho menos cuando su padre estaba delante. Al fin y al cabo su mujer era perfecta y jamás hacía nada mal.
El joven sonrió irónicamente mientras volvía a mirar hacia Kongpob y sus padres.
"No se puede hacer nada... tendrán que informar que se cancela la boda", pensó Arthit mientras sus ojos se posaban en el novio. Inmediatamente frunció el ceño, "No parece muy desilusionado por la huida de la novia...".
El joven se mordió el labio mientras que, por su mente, pasaba la loca idea de que Kongpob podía tener algo que ver con la desaparición de su hermana.
"Imposible...", pensó sin embargo unos minutos después. Especialmente tras notar la mirada que el joven tenía en el rostro,"Aunque no deseaba esta boda se ve preocupado por Kristal"
Arthit no pudo evitar pensar, una vez más, que su hermana había sido muy tonta por dejar pasar a un joven como Kong.
- "La boda tiene que seguir adelante" - exclamó, de repente, Rose mientras se levantaba de su asiento y se acercaba a Peck.
La anciana, que hasta el momento no había dicho nada, observó a todos los presentes con una expresión claramente decidida.
- "Pero..¡¿Cómo vamos a seguir con la boda si no tenemos una novia a la que casar?!" - exclamó Peck con ojos desorbitados por la sorpresa.
Rose sonrió irónicamente.
Arthit, con mirada sorprendida, observó como la anciana daba media vuelta y se paraba frente a sus padres.
- "Me pregunto... ¿qué os parecería cambiar la novia por un novio?"
Kongpob abrió la boca para detener a su abuela.
Sin embargo, unos segundos más tarde se dio cuenta de que no sabía que decir...
¿Casarse con otro de los hijos de los Rojnapat?
¡Pero si ambos eran hombres!
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Aunque...
En ese caso...
- "¿Me permitiría elegir a mí?" - preguntó con un hilo de voz y sin hacer caso de las expresiones de horror de sus padres.
- "Madre...¡eso es imposible!" - exclamó Mr Suttiluk mientras se encaraba con la mujer - "¡necesitamos descendientes, nosotros...".
Rose levantó una mano en un gesto que hizo que todos se callaran, incluso los señores Rojnapat que, desde que escucharan la propuesta, no habían parado de discutir.
- "Siempre se puede adoptar... o buscar alguna otra manera" - le rebatió con contundencia - "ahora lo que importa es cumplir con la promesa de mi marido".
- "¡Jamás!" - exclamó la señora Rojnapat mientras daba unos pasos hacia el centro de la estancia - "no mi hijo... si hay que elegir a uno de ellos... ¡que se case con Arthit!".