H2: PARTE 6 (SPANISH)

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Los días comenzaron a pasar y el joven empezaba a recuperarse. Los médicos no podían estar más contentos, sin embargo la policía seguía sin encontrar ninguna pista que les permitiera llegar hasta la persona que había atropellado al joven. El inspector había visitado varias veces a Kongpob que, sin embargo, seguía sin recordar nada de lo que había ocurrido esa noche.

Pero, para el joven que estaba en ese momento cubriendo las galletas con el chocolate caliente, lo más difícil era, sin duda, seguirle la corriente a un joven que, a todas luces, parecía completamente enamorado de un prometido que no existía.

Arthit suspiró mientras dejaba la manga pastelera y cogía las pequeñas bolitas de colores con las que iba a adornar algunas de las galletas. Comenzó a colocarlas sobre la pequeña superficie, una a una y con mucho cuidado para que no afectara a la masa aún caliente.

 Comenzó a colocarlas sobre la pequeña superficie, una a una y con mucho cuidado para que no afectara a la masa aún caliente

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" Si tan solo fuera intratable", se dijo el joven, " pero es que encima es una persona tan amable... no se merece ésto".

Arthit suspiró mientras terminaba de decorar la última de las remesas de dulces.

En cuanto terminó de colocar la última de las bolitas, el joven dejó la bandeja sobre la mesa y se encaminó hacia la zona de venta para, seguidamente, voltear el cartelito indicando que el local estaba cerrado.

Y es que, desde hacía varios días, cerraba antes para poder pasarse por el hospital antes de que acabara el turno de visitas y así, poder pasar tiempo con Kongpob que, sin duda alguna, ya debía de estar mirando el reloj y preguntándose dónde podía estar su novio y si llegaría pronto.

Arthit sonrió mientras sentía que sus mejillas enrojecían levemente.

DING  DONG

El reloj estaba sonando.

- " Será mejor que me de prisa o me temo que las enfermeras van a acabar perdiendo los nervios de nuevo" - murmuró el joven tras notar la hora en el reloj de pared del local.

Arthit se dirigió hacia el mostrador y, cogiendo una de las cajitas vacías, comenzó a introducir bombones

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Arthit se dirigió hacia el mostrador y, cogiendo una de las cajitas vacías, comenzó a introducir bombones. Cuando estuvo llena la cerró y la colocó con mucho cuidado en una bolsa. El joven soltó una pequeña risilla al recordar la expresión de Kong, y especialmente sus brillantes ojos abiertos por la sorpresa, una de las veces que le había llevado productos de la bombonería.



Mientras tanto, en una habitación del hospital, un joven aguardaba sentado en un sillón a que su novio apareciera.

Kongpob observaba el reloj mientras fruncía el ceño.

"Hoy está tardando más de lo habitual", pensó el joven mientras daba pequeños golpecitos sobre el brazo del asiento.

Sin embargo, cuando ya casi estaba decidido a levantarse y a esperar a Arthit en el hall del hospital dijeran lo que dijeran las enfermeras, la puerta se abrió y un joven entró en la habitación con una sonrisa en el rostro.

- " Buenas tardes" - saludó el joven mientras dejaba la bolsa en la mesa que había frente al paciente.

Arthit sonrió e iba a mostrarle el regalo que traía cuando notó la bandeja de comida sin tocar que había sobre una de las mesillas cercanas a la cama.

El joven frunció el ceño.

- " ¿ Has vuelto a dejar el almuerzo?" - preguntó el joven mientras lanzaba una mirada de descontento hacia Kongpob. 

Éste, bajando la mirada hacia su regazo, solo atinó a asentir mientras murmuraba unas palabras que, sin embargo, Arthit pudo escuchar sin problemas gracias al silencio que reinaba en la habitación.

- " La comida del hospital es malísima.." - había dicho el joven mientras rehusaba mirar a Arthit a la cara.

Arthit intentó, infructuosamente, no sonreír mientras que una vez más le daba la impresión de que más que de un novio, se estaba haciendo cargo de un niño pequeño.

- "Si comes algo de lo que han traído en la bandeja, de postre te daré los bombones que te he traído..."

- "¿ De café?" - preguntó Kong con los ojos abiertos de par en par y una gran sonrisa en el rostro.

- "¿ De café?" - preguntó Kong con los ojos abiertos de par en par y una gran sonrisa en el rostro

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Arthit asintió mientras abría la bolsa y la cajita dejándole ver los pequeños chocolates rellenos.

Kong asintió con la cabeza y, tan rápido como pudo, se acercó a la mesa y a la cama. Arthit colocó la bandeja frente a él y éste comenzó a comer algunos de los trozos de fruta que habían colocado en uno de los pequeños compartimentos.

Sin dejar, en ningún momento, de mirar hacia la bolsa donde estaban los chocolates.

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La semana finalizó sin más contratiempos y llegó el momento en el que Kongpob pudo salir del hospital tras prometer al médico que iba a cuidarse y a seguir las órdenes de la enfermera que estaría a cargo de sus revisiones.

Arthit recogió al joven que, a pesar de estar mucho mejor, aún seguía teniendo que usar las muletas para poder moverse y, en su coche, se encaminaron hacia el pequeño pero acogedor departamento en el que vivía con su hermano y con su padre.

Cuando, quince minutos más tarde, llegaron frente a la puerta del viejo edificio, ambos jóvenes pudieron ver cómo Baek estaba en el portal y en compañía de un hombre de mediana edad que, en silla de ruedas, esperaba expectante a que el coche se detuviera.

- " Buenos días Kongpob" - saludó Mr. Rojnapat con una sonrisa y un apretón de manos al joven que, con un brazo apoyado en una de las muletas y el otro en el hombro de Arthit, se acercaba con pasos lentos hacia las puertas de cristal que daban a la entradita del edificio.

Kong sonrió al hombre sin reparar en la mirada de preocupación que se estaban lanzando los dos hermanos.

Arthit miró a Baek para, inmediatamente, posar su mirada en el hombre que estaba hablando con Kong como si le conociera de toda la vida.

- " Espero que estés mejor..." - estaba diciendo éste al joven - " ya verás que ahora que estás en casa te recuperarás completamente y en nada de tiempo ..." 

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