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Dirijo mi mirada detrás de él y arriba del buró hay una jarra y trapos mojados, enseguida entiendo que ha pasado.

-Gracias -lo digo sin sentirlo para bajar la tensión.

-¿Por qué? -Frunce el entrecejo y señalo las cosas detrás de él- tenías temperatura, nos preocupamos por la Salud de las internas.

-Tengo sueño -digo ignorandolo.

-Primero tienes que beberte este té para que duermas -me lo tiende y hago un gesto de no gustarme.

-¿No tienes algo con alcohol? -Su expresión se endurece. Yo sólo bromeaba.

-Tómate eso. -Dice frívolo como siempre. Lo obedezco y me lo bebo de una, estaba rico. No sé por qué le hago caso si yo jamás obedezco a nadie.

-Ya puedes dormirte. Puedes ponerte ropa mía para que duermas, está ahí -Las señala.

Me levanto y busco en sus cajones algo cómodo mientras él se sienta nuevamente en el sofá y husmear en su móvil. Yo me decido por una playera blanca y sólo eso, tengo que aprovecharme del tiempo que pasaré con él para enloquecerlo por mí.
Cuando salgo del baño con su playera puesta él sigue embobado en su móvil, pero cuando dirije su mirada a mí se oscurece un poco y vuelve a ponerse fría una vez más, me recorre nuevamente el cuerpo descarado y siento algo raro en mí, no me molesta que me vea pero no sé descifrar que es lo que siento cuando me ve así.
Decido ignorar ese sentimiento y me dirijo a la cama, me acuesto boca-abajo con mi pierna izquierda extendida, dejo a propósito que la playera se suba dejando ver la parte de abajo de mi culo. Tengo sueño, estoy casi por quedarme dormida cuando siento que el edredón de desliza por mis piernas hacia arriba y una mano roza mi piel, la parte de Venus siente un escalofrío, sonrío para mí y en instantes caigo en brazos Morfeo.
*
*
PUNTO DE VISTA DE JUNGKOOK.
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Sun Hee era la niña más desagradable que pude haber conocido, no era nada como las demás, no caía rendida coqueteandome cuando me veía, su coqueteo era más como una burla. Es una simple niñita malcriada, le llevo cinco años de diferencia, más sin embargo está realmente buena y eso me hace enojar. Cuando la vi en ropa interior se me entrecortó la respiración, está muy buena y tiene ese toque de locura que llama la atención, y sus pechos ¡Dios, sus pechos! Deseé tocarlos y explorarlos con mis manos y boca, me daba rabia, rabia que me exitara tanto con tan sólo verla, quería tumbarla ahí mismo y hacerla volverse loca de placer, quería demostrarle quien mandaba, más sin embargo lo único que pude hacer era mostrarle una mirada fría que a ella para nada le intimidaba, no podía hacer nada con ella por que aún es menor de edad y yo no estoy dispuesto a ir a prisión por una simple calentura, para eso tengo amantes que me complacen en lo que sea, por eso llamé a youra para descargar mi frustración y la llevé al hotel que frecuentamos ir, me habría gustado llevarme a Mi-young pero tenía que hacerles guardia a las internas y asegurarse de que todas estuvieran en la cama.
Cuando regresamos youra y yo, ya estaba más relajado.

-Hoy estuviste más sensacional que nunca -murmura youra mientras pasa sus manos por mi torso.

-También tú.

-No mientas, no me dejaste hacer nada hoy, tu lo has hecho todo. Lo que sea que te haya puesto de mal humor, espero que lo vuelva a hacer.

¡Maldita sea! Ella se ha dado cuenta que estaba de mal humor, claro, me conoce bien. La beso con coraje y después se retira sonriendo complacida. Recargo la espalda en el coche dispuesto a encender un cigarrillo, pero algo junto al árbol me llama la atención, con curiosidad me acerco y es una interna abrazando sus piernas y con la cara hundida en sus brazos, me incorporo a su lado.

-¿Estás bien? -Pregunto, ella levanta la cara y apenas si abre un instante los ojos para verme, pero vuelve a cerrarlos, es Sun hee ¿Qué mierda hace aquí a esta hora? Hace un frío horrible.- ¿Me escuchaste? ¿Estás bien, Sun hee? -Niega con la cabeza. ¡Obvio que no está bien! Sus dientes castañean y su cuerpo titiritea. Le toco las manos y están suaves, pero extremadamente heladas- Mierda!, estás congelada.

Inmediatamente le doy mi aliento en sus manos mientras las froto para brindarle un poco de calor, ella vuelve a verme y sonríe, no esa sonrisa malvada ni burlesca que le conozco. Se desvanece y alcanzo a tomarla en mis brazos para que no caiga al suelo. ¡Maldita sea! ¿Y ahora que hago? Si la llevo a su dormitorio pueden verme y mal interpretar las cosas, además lo que necesita es que la atiendan y no creo que sus amigas sepan que hacer. No lo pensé más y la llevé a mi habitación, la recosté en mi cama y la arropé, tenía fiebre así que le coloqué paños húmedos en la frente. Me gustaba verla dormida, no se veía tan grosera como cuando está despierta, me hace gracia el pensamiento. Puedo ver que en su brazo hay marcas de uñas y pequeñas gotas de sangre seca ¿Quién se lo habrá hecho? Las limpio y le pongo un trapo a su alrededor. Horas después abre los ojos, parece perdida, desconcertada y después preocupada, dirije su mirada hacia debajo del edredón y las mantas y después parece aliviada ¿Con cuantos hombres se habrá levantado desnuda sin saber donde está? Y por raro que parezca, ese pensamiento me irrita.

-Tranquila, no soy un violador ni nada por el estilo. -Le digo con osquedad.

Mira hacia mí, no sabía que yo estaba aquí. Nuestras miradas se encuentran y parece incomodarle.

-¿Dónde estoy? -pregunta con voz queda.

-En mi habitación -digo con la voz frívola que siempre le doy ¿por que me enoja mucho sólo verla?

-¿Por qué? -Dice con un poco más de voz.

-Te desmayaste por el frío y te traje aquí -¿Qué acaso no recuerda nada? Es una tonta. Se levanta hasta ponerse de pie y logro ver que se tambalea, está mareada. Comienza a querer caminar y me levanto de inmediato tomandola del brazo.

-¿Qué estás haciendo? -¡Está loca!

-¿No es obvio? Me voy de aquí. -Ya comienza la Sun hee que conozco.

-No puedes irte, aún no estás bien. -sigo sin dejar de soltarla.

-No me importa, sé reconocer cuando no soy bienvenida en algún lugar. -¡¿Qué ha dicho?! Niñita mal agradecida.

-Madura! -Digo con exasperación- te he ayudado de no morir congelada, ¿no puedes simplemente agradecer?

-Yo no te he pedido que lo hagas. -¡Deseo cocerle la boca! nos retamos con la mirada, yo froto mi cabeza y ella hace que la suelte.

-Quédate, cuando estés mejor puedes irte. -Digo un poco más tranquilo pero igual de frío, ella parece pensárselo.

-Está bien. -ha razonado.

-Pues métete en la cama -sonríe de lado con perversión, ¿que acaso sabe lo que me molesta que haga cosas como esas?

-no para lo que crees -ruedo los ojos irritado. Me hace caso- ¿Por qué estabas fuera a esa hora? -Demando saberlo.

-La perra de Mi-young me sacó fuera de la Academia, dijo que dormiría afuera este día. -Lo dice con rabia, y por mas que me moleste esta niña, Mi-Young no debió hacer algo así, puede meternos en problemas.

-¿Ella te hizo eso? -Miro su muñeca y después ella.

-Si -dice mientras se frota la parte herida- la odio.

-Algo debes haber hecho para que ella reaccionara así. - Mi-young no es brusca.

-Y eso me importa una mierda, soy menor de edad y ella se ve que es mucho más grande -lo dice como si Mi-Young estuviera vieja- puedo demandarla si quiero.

-Aprende que tus acciones tienen reacciones.

-y las de ella también, si yo demando eso, este lugar podría irse a la mierda por que ella trabaja en este lugar y así no se trata a una menor de edad. -Ella tiene razón y me molesta que la tenga, pero fue culpa suya.

-No voy a discutir contigo sobre esto. -estoy enojado.

-Bien, yo tampoco quiero hacerlo. -Dice indiferente.- Gracias -Dice desconcertandome, no me lo esperaba.

-¿Por qué? -arrugo el entrecejo y señala las cosas detrás de mi- tenías temperatura, nos preocupamos por la Salud de las internas. -digo como explicación.

Atrápame Si Puedes... | JJK  ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora