Confianza y determinación

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-Bueno, creo que hemos trabajado lo suficiente como para ganar este partido. Sé que es difícil. Pero nosotros podemos. Ahora capitana- dice el entrenador colocando su brazo sobre mis hombros - unas palabritas.

Me aparto de él lo más disimuladamente posible y miro a mi equipo.

- Señoras, este partido es nuestro. Su punto fuerte es su tiro, pero no correr, tenemos que hacer que no toquen la pelota en la zona de triple y sobre todo, debemos correr y mover la pelota de una punta a la otra del campo. Pase pase, marear la defensa, cinta y entrada a canasta. Disfrutemos el juego señoras.

Salimos al campo y empezamos a calentar.

La verdad no estoy concentrada en el partido. Estoy agobiada, asustada.

En mi cabeza se repite una y otra vez la imagen de mis abuelos derrumbándose frente a mi.

Quién me puede asegurar de que no pueda pasar algo hoy. Y no puedo hacer nada.

Estoy estresada, por lo que decido ir al servicio a echarme agua.

Narrador omnisciente

En las gradas, los chicos observan nerviosos. Han controlado y viligado el perímetro. Han impedido cualquier cosa sospechosa. Pero por ahora nada les había salido bien.

Tom se levanta al ver a Mel salir del campo. La sigue. Tiene que estar todo bajo control. Esta vez no se puede permitir ni un solo fallo.

Ve que Mel se ha metido en los vestuarios y duda de entrar.

Al final entra, es Mel, su amiga de la infancia... Tom reza porque no se esté cambiando de ropa ni nada.

Entra a los vestuarios y observa a Mel, esta no se ha dado cuenta de su presencia.

Está apoyada en el lavabo. La cara empapada de agua con los ojos cerrados.

Está asustada, piensa Tom. Asustada pero aún así hermosa.

Tom no tiene reparo en pensarlo. Él supo desde pequeño que Mel era y sería hermosa. Sabe que su amiga es de las pocas personas que puedes contar con una sola mano que valgan la pena.

Tom está indeciso si decirle algo o no.

Al final decide irse sin decirle nada. Él cree que Mel tiene que superar sus miedos sola.

Cuando Tom llega a las gradas se arrepiente de esa decisión tomada y decide volver a los vestuarios.

Está a punto de abrir la puerta pero no lo hace al oír unas voces dentro.

En el vestuario, cuando Tom se fue. A los segundos llegó Sam. Este conoce a Mel, y suponía que lo estaría pasando mal.

Cuando entra se la encuentra en la misma postura que cuando la vio Tom.

Lo que Sam no se esperaba es que al llamar a Mel, vería lo que vió.

Cuando la llamó Mel se giró es su dirección y Sam pudo ver la cara descompuesta de Mel.

Su Mel que siempre sonríe, alegre y positiva está ahora mismo con la mirada más aterrorizada que Sam puede imaginar. Sus ojos transmiten miedo, dolor, nervio.

Sam puede apreciar como los brazos de Mel tiemblan.

Esta ve a Sam y se dirige hacia él muy lentamente ya que sus piernas también le tiemblan.

Llega hasta la mitad de la distancia que los separan ya que cae de rodillas al suelo, pero no llega a tocarlo porque Sam la atrapa.

-Mel...

Siempre Estaré Ahí ❤Donde viven las historias. Descúbrelo ahora