Siempre Estaré Ahí ❤

Fuera o dentro

Necesito sentarme, ese es pensamiento que tengo mientras decido que es una buena idea sentarme en los escalones de la iglesia mientras me mojo a causa de la gran lluvia.

Hago el amago de sentarme pero un brazo me lo impide.

Nate está a mi lado con un paraguas.

-Desde cuando estás aquí?- le digo mientras le muestro una sonrisa.

La cara de Nate se descompone al ver mi gesto.

-No hagas eso Mel- me dice mientras me acaricia mi brazo.

-El que Nate?- digo mientras mantengo mi sonrisa.

-No te fuerzes a estar bien joder!- dice gritando 

Del susto se me borra la sonrisa y me aparto un poco de él.

-Nate- dice Tom apareciendo por la puerta de la iglesia- no.

-Pero...

-Al coche, nos vamos.

Nate me dedica otra mirada dolida y se dirije al coche, mientras todos le seguimos. Pone el coche en marcha y nadie dice nada.

-Bueno- digo intentando romper el silencio- ahora sabemos quienes son los padres y quien tiene el chip. Es genial no?

Nadie dice nada, Tom mira al frente fijamente, no muestra ningun tipo de expresión, Nate tiene la barbilla apretada, está enfadado.

-Mel...- dice Jerry agarrando mi mano

-Oh vamos, no vamos a hacer un mundo de esto- digo agitada- si, es una mierda que me haya comido todo esto cuando al parecer no tiene nada que ver conmigo, pero oye tenemos que ver lo positivo, que ahora mismo es mucho. Sabemos quienes son los padres y quien tiene el chip. Y white sigue pensando que lo tengo yo. Tenemos unas cartas muy buenas ahora mismo.

-Mel tiene razón- dice Tom- estamos avanzando eso es lo que importa.

-Me lo estás diciendo enserio Tom?- le pregunta Nate cabreado.

-Tenemos que ir a buscar a Tatiana- continúa Tom ignorando a Nate- hemos obtenido los papeles de su paradero. Pero tiene pinta de que será difícil de llegar hasta ella.

Nadie dice nada. Así continúa el viaje hasta llegar a casa.

Al final la supuesta cena increíble que iba a tener con Jerry no sucedió. No tenía hambre. En verdad si que la tenía, pero lo que no tengo son ganas de aguantar a la gente mirándome con pena. Así no avanzamos nada.

Al llegar al instituto la gente me miraba raro. Supongo que sería por el hecho de llevar bufanda a 20 y picos grados. Que iba a hacer, era eso o lucir la cicatriz y tener que responder preguntas.

Esta semana no iría a entrenar, ya que sería incómodo. No hay partidos por el descanso de mitad de curso, asi que al terminar las clases me quedo parada en la puerta del instituto. No sé que hacer. No quiero irme a casa, allí sola o con alguno de estos que me miren con pena.

Me dirijo a las canchas de afuera, las exteriores, es una zona del instituto donde nadie va asi que puedo estar allí cómodamente.

Llevo un rato tirando a canasta, haciendo movimientos con la pelota cuando siento alguien detrás mía. Unos pasos se acercan a mí.

No me da tiempo a salir corriendo ni nada cuando una mano se apoya en mi hombro, haciendo que me agache y cubra mi cabeza con mis manos.

-Mel?- oigo que me llama Sam agachandose a mi lado.