One

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A Loren no le gustaba su familia. A veces pensaba incluso que la odiaba, pero ese término le parecía demasiado fuerte para describir a sus padres. No se sentía cómoda con ellos, no le gustaba cómo la trataban, no era feliz. Su forma de ser no encajaba con ellos. Por eso pasaba el tiempo fuera de casa siempre que podía. La mayor parte de las veces, cuando acababa el instituto cada día, se quedaba horas en la biblioteca de la ciudad. Le encantaban los libros. Podía pasarse horas enteras paseando por los pasillos del edificio, parándose a mirar en todos los estantes repletos de libros, cogiendo alguno cuyo título le llamara la atención, hojeando las primeras páginas para finalmente escogerlo de entre todos los demás y empezar a leerlo. Así pasaba las tardes después de clase. La biblioteca era su escondite. 

Aunque también solía dirigirse a aquella cafetería que le gustaba tanto, a dos manzanas del instituto. A menudo llevaba allí a Ariel para tomar algo de café y charlar tranquilamente.

Ariel era la mejor amiga de Loren. La había conocido el primer día del instituto, cuando un chico un par de años mayor se había burlado de sus gafas.

- Son... p-para leer –le dijo Loren un poco asustada. Ya había pasado antes por abusones como él en institutos anteriores, y no quería repetirlo. Ya tenía suficiente con lo que sufría en su casa.

- ¿Para leer? -el chico soltó una carcajada a la que se unieron decenas de alumnos alrededor de ellos, que se habían acercado para enterarse de lo que estaba pasando-. Encima lees. Eso es muy aburrido. No me digas que eres de esas empollonas que nunca ha ido a una fiesta.

- N-no... Yo no... No me gustan –Loren ni siquiera sabía por qué respondía a aquellas burlas, pero sentía que si no lo hacía haría aún más el ridículo.

El chico le quitó las gafas con un gesto rápido y empezó a jugar con ellas pasándolas de una mano a otra. Loren intentó recuperarlas, pero le resultó imposible. Ella era bajita, en cambio, él era dos cabezas más alto.

La chica sintió que las lágrimas luchaban por salir, pero ella las reprimía. Aquello no podía estar sucediéndole de nuevo. Acababa de llegar a aquel instituto, era el primer día. Nadie la conocía. ¿Es que siempre iba a pasarle lo mismo a donde quiera que fuera?

- Eh, Axel.

El chico que supuestamente respondía por el nombre de Axel, el abusón que jugaba con las gafas de Loren, se tensó inmediatamente. Giró la cabeza lentamente en dirección a la persona que había dicho su nombre. Una chica alta, delgada y de piel pálida lo miraba con cierto enfado. 

La chica era preciosa. Tenía el pelo largo y rizado hasta la cintura, de un color rojo radiactivo, los ojos de un verde intenso, las pestañas largas y tupidas, las mejillas ligeramente rosadas y los labios carnosos y rojos. Pero lo que más llamaba la atención de ella eran sus uñas, pintadas de un extraño color verde metálico. A Loren le sorprendieron mucho.

- Deja eso –la pelirroja señaló las gafas que Axel tenía en la mano-. No debes comportarte así con los nuevos.

- Ariel... -el chico tardó en reaccionar-. No te h-había visto venir. Yo solo estaba... jugando un poco con la nueva.

- Apártate de ella. No quiero que vuelvas a dirigirle la palabra a no ser que ella te lo pida. Y, por supuesto, no te atrevas a burlarte de ella de nuevo. De lo contrario, ya sabes lo que haré –la chica hizo una breve pausa-. Ahora lárgate de aquí.

Ariel era muy intimidante, todo el mundo podía notarlo. 

Era la primera de la clase, la capitana del equipo de voleibol del instituto y, a la vez, su padre era el director. A veces, algunos alumnos se acercaban a ella, con algo de miedo. Le pedían que hablara con su padre para que les cambiara alguna nota, o que les dejara entrar en su despacho para falsificarlas. Pero ella simplemente se quedaba mirándolos fijamente, intimidándolos hasta que se sentían tan incómodos que finalmente se iban. Nadie se atrevía a contradecirla ni a cuestionar cualquier cosa que dijera. Algunos la temían y, cada vez que la veían aparecer, agachaban la cabeza para evitar cruzar palabras con ella. Otros simplemente la respetaban, como era el caso de Axel.

Euforia - Peter Parker [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora