Fifty-seven

135 12 4
                                    

- ¿Qué haremos con la fiesta de Liz?

Peter estaba tumbado en su cama, Loren sentada a su lado. Habían estado un rato hablando sobre cómo todo el instituto casi descubre la verdadera identidad de Spider-Man gracias a Ned y, ahora que ya estaban solos, podían hablar de otras cosas sin riesgo de que les escucharan.

- Y con Ariel. Si queremos que sea parte de nuestro grupo, tendremos que tener más cuidado con ella que con Ned –siguió Peter.

- Sí, Ariel es muy curiosa. Desde que vea algo raro, empezará a investigarlo –comentó Loren.

- Y el señor Stark. Probablemente te necesite pronto. Seguro que para eso se le ocurrió lo del traje.

- Dejemos ese tema.

- Quizás podríamos entrenar un poco en la estación de trenes abandonada. Aprovechemos que no está May y salgamos ahora.

- No, Peter.

- Es una buena oportunidad.

- ¡Que no! –gritó ella furiosa-. No estoy preparada, Peter. Cuando lo esté, te pediré ayuda para entrenar –dijo sabiendo que nunca iba a estarlo.

- Está bien, lo siento –susurró él-. Tienes razón, es tu vida. Haz lo que creas correcto.

Loren apartó la mirada. Cada vez que salía el tema, sentía impotencia.

- No te has enfadado, ¿verdad? –le preguntó a su novio.

Peter sonrió. Se incorporó rápidamente y dejó decenas de besos en el rostro de la chica.

- No podría enfadarme contigo, rubita.

- Todavía me sigues llamando así –sonrió ella tímidamente.

- Tengo muchos nombres más, ¿te los digo?

- No me hagas esto, Peter –se tapó los ojos avergonzada.

- Qué adorable –suspiró Peter-. No tienes nada de qué avergonzarte. Somos novios, es normal que seamos cariñosos. Pero, si te molesta, dejaré de hacerlo.

- No, no. No he dicho que me moleste.

- Ah, ya entiendo –sonrió él acariciando su pelo-. Sigues siendo igual de tímida que el primer día. ¿Recuerdas cuando nos conocimos?

- Te conocí dos veces –rió ella-. En el tren, sin saber que ambos íbamos al mismo sitio –comentó-. Y esa misma noche, en ese callejón, Spider-Man me salvó –sonrió orgullosa de él.

- Nunca olvidaré ese día –sonrió Peter, sus ojos brillaban de emoción-. Pasaste a ser lo único en lo que pensaba. Tenía el juicio nublado, solo podía pensar en ti. Tanto en el instituto, como en aquel callejón.

- Me lo creo, ese día hice el ridículo a lo grande. Deberían ponerme en ese libro de records mundiales –rió ella.

- No, Loren. No hiciste el ridículo –dijo-. Me hiciste feliz –hizo una pausa y volvió a enredar sus dedos en su pelo rubio-. Cuando recuerdo la parte del tren, no puedo evitar sonreír. Y cuando recuerdo la parte del callejón, no puedo evitar volver a sentir el mismo pánico que sentí aquel día por ti –admitió-. Me pasa lo mismo cuando recuerdo lo de tus padres, la noche que ocurrió todo. O cuando pienso en todas esas veces que fui a tu ventana, la preocupación que tenía por ti era tanta que me nublaba el pensamiento. Estaba pendiente de ti todo el rato –sonrió.

- Fuiste mi salvación –a Loren empezaban a escapársele las lágrimas-. No solo me salvaste de mis padres, también me hiciste crecer.

- ¿A qué te refieres?

Euforia - Peter Parker [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora