Thirty-one

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- ¿Estás bien?

La voz de Peter la trajo de vuelta a la realidad.

Había muchas cosas en su cabeza en las que no podía dejar de pensar. Por ejemplo, las cosas que sentía por él. Cómo se aceleraba su corazón cuando estaba cerca de Spider-Man. Ciertas cosas que decía Peter que no terminaban de cuadrar. Sus ágiles movimientos cuando peleó en el callejón con esos hombres delante de ella. Su padre, hablando de unos poderes que tenía antes. Y, por último, todo lo que estaba ocurriendo con sus padres y ese hombre misterioso que decía que ella también tenía poderes.

Por no mencionar el hecho de no saber lo que iban a hacerle sus padres, ni cuándo lo harían.

- Sí, estoy bien. Solo estoy algo cansada.

- ¿Seguro? Estás pálida. ¿Quieres que te compre algo dulce? Seguro que un chocolate caliente te hará sentir mejor -dijo Peter abrazándose a sí mismo por el frío que sentía.

Acababan de llegar a la cafetería preferida de Loren. Esa donde pasaba las tardes con Peter. Él llevaba solo una sudadera con capucha, y claramente tenía frío. Loren, en cambio, llevaba un abrigo enorme.

Aquella semana estaba haciendo más frío que nunca.

- Creo que a quien le vendría bien algo caliente -dijo mirándolo con una ceja alzada-, es a ti.

- Bueno, sí. No voy a decirte que no a un chocolate caliente, ya sabes lo mucho que me gusta.

- ¿Por qué no entramos ya, para que entres en calor? -dijo ella después de dedicarle una leve sonrisa.

Loren no sonreía mucho, así que Peter disfrutaba al máximo de cualquier gesto similar que hiciera.

- Claro -dijo con otra sonrisa más grande-. Tú primero -abrió la puerta del local y la dejó pasar.

***

Peter llegó a la mesa donde Loren le esperaba, con dos tazas humeantes en las manos.

- Café para ti, chocolate para mí -dijo colocando las tazas sobre la mesa.

- Gracias.

Después de unos minutos, Peter se inclinó sobre la mesa y la miró.

- Verás... empezó a decir. Loren mantuvo las manos en su taza para calentarse y escuchó atentamente-. Ayer te dije que quería decirte algunas cosas, y... bueno...

- ¿Sí?

- Verás. Son dos cosas. La primera es... -Peter parecía tener problemas para explicarse.

Loren, sin pensar en lo que hacía, soltó su taza y llevó sus manos hasta las de Peter, que reposaban sobre la mesa. Las apretó entre las suyas y lo miró de manera tranquilizadora.

Quería hacer que se calmara, sí. Pero también sentía que tenía que tocarlo. Y le volvía loca no saber por qué tenía que hacerlo.

- No tengas miedo, Peter -le dijo.

Peter respiró hondo y volvió a empezar, esta vez más seguro de sí mismo.

- ¿Recuerdas, en la cafetería de la tienda de los cómics a la que te llevé, cuando te dije que quizás necesitaras ayuda profesional? -ella lo miró extrañada. Se había olvidado de eso hasta ahora-. En aquel momento no estabas muy convencida, y yo no sabía por qué. Pensé que estaba haciendo algo mal -dijo con sinceridad. Loren frunció el ceño y empezó a negar con la cabeza. Quería decir algo, pero él siguió hablando-. Pero luego supe lo que pasaba. Nos contaste a Ned y a mí que era probable que volvieras a mudarte. Y luego... -hizo una pausa y acarició las manos de Loren, que todavía estaban entre las suyas-. Luego supe lo que pasaba en realidad. Spider-Man me... contó tu historia. Descubrí lo que realmente pasaba, y lo entendí todo.

Euforia - Peter Parker [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora