Twenty-two

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Peter entró en su casa. El olor a los gofres de su tía lo envolvió completamente. Inspiró por la nariz y sonrió levemente.

- Hola, Peter –Loren caminaba hasta él. Parecía que acababa de despertarse. Su pelo estaba un poco revuelto, pero seguía luciendo precioso-. May está haciendo gofres –dijo sonriente.

- Buenos días –saludó-. Sus gofres saben incluso mejor de lo que huelen –alzó ambas cejas y sonrió de nuevo-. Oh, por cierto. Toma. Esto es para ti.

Peter le entregó un vaso de papel que llevaba en la mano.

- ¿Para mí? –preguntó ella confundida.

- Es un café de esa cafetería que tanto te gusta. Sé que normalmente lo pides con espuma y canela y... bueno, yo no sé cómo preparar un café con espuma en casa. Así que...

- Pero Peter, esa cafetería está a cinco manzanas de aquí. Has tenido que caminar un buen rato –Loren abrió la tapa de plástico del vaso y lo olió. Cerró los ojos y sonrió.

- Bueno ha... valido la pena, porque... ahora estás sonriendo. Y eso me... gusta.

Peter estaba balbuceando. ¿Por qué demonios estaba hablando de esa forma tan rara? Sabía que se ponía nervioso cuando estaba con ella pero, ¿tan nervioso? Bueno, en cierto modo, entendía por qué. Nunca le había gustado tanto una chica como le gustaba Loren. Ni siquiera Liz Allan.

- Muchas gracias, Peter –dijo totalmente inconsciente de lo que el chico pensaba sobre ella.

- Oh, um... de nada –Peter se rascó la nuca-. Una cosa más –se acercó a ella y bajó la voz-. He hablado con... Spider-Man. Se ha colado en esa habitación del instituto en la que se suponía que te ibas a quedar y ha cogido tu teléfono. Lo ha llevado a la cafetería donde yo acabo de estar. Así, si tus padres lo rastrean, pensarán que has estado ahí todo el día.

Loren se quedó mirándolo. Spider-Man y Peter realmente estaban haciendo demasiado por ayudarla. Básicamente, eran las únicas personas que la estaban ayudando. Tenía que acordarse de agradecérselo la próxima vez que viese al superhéore.

Intentaba no llorar. Pero no porque estuviera triste o nerviosa, sino porque se sentía tan bien al saber que los tenía a ellos a su lado que sentía ganas de llorar. Nunca antes había querido llorar por algo bueno.

- ¿Loren? Eh, ¿qué pasa? –Peter puso las manos sobre sus hombros y se agachó un poco para ponerse su altura-. ¿Estás bien? ¿Te encuentras mal? –pero ella empezó a negar con la cabeza.

- Estoy más que bien, es que... gracias por ayudarme. Sé que ya te lo he dicho antes –lo miró a los ojos-, pero tengo que volver a decirlo. No sé qué sería de mí si no te tuviera ni a ti ni a Spider-Man.

- Oh, Loren... -Peter la empujó suavemente hacia él y la abrazó con fuerza. Ella correspondió al abrazo y apoyó la cabeza en su pecho.

En aquel momento, con él, se sentía bien. Se sentía demasiado bien. Y odiaba la idea de que en unas pocas horas, tendría que volver a ese infierno al que llamaba casa, con esos monstruos a los que llamaba padres. Y alejarse de Peter.

***

- Entonces, ¿quién es Voldemort? –preguntó Peter al acabar la película.

- Es el que estaba en la cabeza de ese loco del turbante, ¿no? –dijo Ned mirando a Loren para ver si lo había dicho bien.

- Sí –dijo ella sonriendo-. Como está débil, tiene que usar a otra persona para poder existir.

- ¿Y por qué está débil? –volvió a preguntar Peter.

Euforia - Peter Parker [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora