Twenty-six

350 38 7
                                    

Peter y Ned salieron de la reunión del decatlón más tarde de que imaginaban. La charla se había alargado. Liz los había estado preparando para la competición del mes que viene, en Washington. Era una competición muy importante, el campeonato nacional. Normalmente, Peter estaría hecho un manojo de nervios por esa competición. Pero ahora había algo mucho más importante en su vida que un simple campeonato: salvar a la chica que le gustaba.

Siempre intentaba centrarse al máximo en sus deberes como estudiante, porque tampoco quería que nadie empezara a sospechar. Y también porque, además de ser Spider-Man, quería seguir teniendo una vida normal. La vida que siempre había querido tener.

En este momento, Ned le preguntaba a Peter si se iban juntos a casa, como solían hacer años atrás.

- No puedo. He quedado con Loren.

- Ya veo. ¿Le vas a confesar tu amor incondicional?

- ¿Qué? –Peter lo miró con el ceño fruncido-. ¡No! Solo he... quedado con ella.

Ned puso los ojos en blanco y negó con la cabeza.

- Peter, en serio. ¿Cuándo le vas a decir que estás coladito por ella?

- Yo no estoy... coladito por ella.

- Ya, ya. Solo estás tan enamorado que te duele cuando no está –Ned juntó sus manos y se las llevó al pecho, como si estuviera agarrando su corazón. Comenzó a pestañear muy rápido y sonrió de manera extraña-. Me hace tan feliz que creo que estoy en una nube. Es tan bonita que creo que me voy a desmayar.

- Ned, para –dijo Peter avergonzado. Pero Ned no paró.

- En serio, ¿no te has fijado? Su pelo es tan brillante –volvió a decir Ned imitando a Peter-. Me hace tan, tan feliz, Ned... ¿A ti no? Es increíble. Quiero casarme con ella, Ned. Es el amor de mi vida –dijo con una vocecita aguda.

- Ned –dijo Peter, esta vez notando el calor en sus mejillas.

- Mi alma se rompe en mil pedazos cuando ella no está –ahora Ned daba pequeños saltitos alrededor de Peter mientras caminaban por la acera.

Peter, rojo de vergüenza, agarró su brazo e hizo que se detuviera.

- Está bien –rió Ned-. Ya me callo.

- No voy a decirle nada. Sería patético –explicó Peter-. Yo no le gusto.

- ¿Eso como lo sabes?

- Solo lo sé, Ned. Lo noto cuando veo cómo me mira. Si se lo digo, haré el ridículo.

Ned soltó una risita irónica y le puso una mano en el hombro antes de doblar la esquina para irse a su casa.

- Nunca sabrás si tú le gustas hasta que no se lo digas.

Después, se dio la vuelta y se marchó caminando en sentido contrario.

Peter empezaba a pensar que Ned sabía algo que él no sabía. Pero no era posible. Quizás... ¿Loren le habría contado algo sobre él? ¿Sobre ellos?

No, no, no. No lo creo, pensó él.

Se puso las manos en los bolsillos y caminó durante diez largos minutos hasta la cafetería donde Loren estaba esperándole, intentando no pensar tanto en ella. Sin éxito, por supuesto.

***

Loren acababa de terminarse la tercera taza de café. Había bebido demasiado, y ya sabía de manera segura que esa noche le iba a costar dormir. No debía haberse pedido esa tercera taza. Pero estaba tan nerviosa que ni siquiera pensaba con claridad.

Euforia - Peter Parker [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora