Forty-nine

233 22 4
                                    

Habían pasado unos pocos minutos desde que Loren había terminado de relatar la historia que su padre le había contado, y el señor Stark aún no había dicho ni una palabra. No la había interrumpido en ningún momento ni había hecho ningún comentario sarcástico, e incluso ahora, ni siquiera parecía tener la intención de hablar.

- ¿Señor Stark? –preguntó Peter, que se había dado cuenta de el incómodo silencio.

- Tengo mucho en que pensar –dijo él sin más.

Se dio la vuelta para volver a su traje, que le esperaba abierto por la parte de adelante a unos metros de donde estaban hablando.

- Espere, no puede irse. ¿Qué vamos a hacer ahora? ¿Con todo lo que sabemos? Todos están en peligro por mi culpa –insistió Loren.

Tony se detuvo y la miró durante unos instantes. Su mirada expresaba confusión, pero, sobre todo, impotencia.

Tony Stark era conocido por tener la solución a todo. Ante cualquier problema, se le ocurría algo o inventaba algún aparato que pudiera ser la solución. Siempre tenía un as bajo la manga. Excepto ahora. En esta situación, no tenía ni la más remota idea de cómo solucionarlo. Esto le superaba.

- Te llamaré cuando ya no me quede nada más en lo que reflexionar. O te llamará Pepper cuando me dé una aneurisma provocada por tanto pensar en esta situación –dijo-. Es broma, ni siquiera sé si eso es posible. Pero, te llamaré. Voy a necesitarte pronto.

- ¿Cómo que...? ¿Qué significa eso? ¿Necesitarme para qué?

- Gracias por contármelo, Loren –dijo metiéndose en su armadura.

- Espere, no se vaya. ¡No sé qué voy a hacer! Necesito ayuda, por favor... -insistía ella.

- Dame unos días, y vendré a por ti –dijo mientras el casco de su traje se cerraba. Sus rayos propulsores se encendieron y se fue de allí tan pronto como había llegado.

Loren, derrumbada, se dejó caer al suelo y se echó a llorar de nuevo. Peter corrió a socorrerla.

- Loren, ya está. Tranquila.

- ¡NO! ¡No está! –dijo tan alto que provocó que Peter se sobresaltara-. ¿No lo entiendes? Esto no podría ir peor.

- Lo solucionaremos juntos –susurró él.

Loren resopló y negó con la cabeza repetidamente. Se mantuvo callada durante unos segundos en los que Peter pensó que, simplemente, no tenía más ganas de discutir.

Él deseaba estar ahí para ella, deseaba que ella entendiera que nunca se iba a ir de su lado. No importaba lo que ocurriese, él siempre la apoyaría.

Solo necesita tiempo, pensó. Necesita tiempo para procesar todo esto. Luego entenderá que la quiero de verdad. Lo entenderá todo.

De repente, Loren se levantó del suelo y empezó a caminar por la azotea. Fue hasta donde estaba su mochila, junto a la de Peter, y se la puso en la espalda.

- ¿A d-donde vas? –preguntó Peter confundido.

Se detuvo frente a él y lo miró a los ojos.

- Te quiero muchísimo Peter –dijo-. Lo sabes. Pero ahora mismo necesito estar sola.

- Pero, Loren...

- Lo necesito Peter. Acabo de saber demasiadas cosas sobre mí que todavía no sé si debo creer. Me han dicho que tengo una lista enorme de poderes sobrehumanos para el... combate y la guerra –dijo frunciendo el ceño-. Mi padre es un alienígena psicópata que mató a mi madre, también alienígena, y me llevó a otro planeta con dos de sus soldados para desarrollar esos poderes. Viene a por mí, y no sé qué hacer. Las únicas dos personas que han estado conmigo toda mi vida, las únicas dos a las que podía llamar familia, se han desintegrado en segundos. Por mi culpa –continuó-. Joder, yo misma soy un puto extraterrestre. No soy humana, Peter. ¿No lo ves? No tiene sentido. No quiero creérmelo, joder. Si todos esos poderes que tengo son reales, puedo hacer mucho daño. Y no quiero hacer eso. No quiero hacerte daño a ti.

Euforia - Peter Parker [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora