Thirty-two

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- ¿Loren?

La chica apareció por la puerta del baño, cepillando su pelo suelto a ambos lados de su cuello.

- Hola, reina. ¿Cómo estás esta noche? -preguntó haciendo una reverencia.

Loren se puso roja como un tomate y escondió su rostro entre los mechones de su pelo para que no le viera. Siguió cepillándolo sin atreverse a mirarlo.

- Bien...

- ¿Seguro? ¿Te han hecho algo tus padres?

- No... Solo estoy... algo confusa.

- ¿Ya te ha dicho Peter lo de Ned?

Se detuvo al instante y dejó el cepillo sobre la mesa. Segundos después, lo miró a los ojos con una expresión infescifrable para él.

- Me ha dicho que ha sido idea tuya.

- Sí... ¿Estás... enfadada?

Loren frunció el ceño al momento.

- Claro que no -Spider-Man pareció suspirar de alivio-. ¿Me lo puedes explicar?

- ¿Lo de... Ned?

- Sí. No entiendo por qué necesitamos poner en peligro a alguien más.

- No es eso, cielo. Es que nosotros dos somos pocos para tenerlo todo controlado.

- Somos tres.

- E-eso. Eso, tres -por poco había metido la pata.

- ¿Entonces? Sigo sin entenderlo.

Spider-Man se acercó a ella y la miró detenidamente. Su pelo recién cepillado lucía tan brillante que tuvo que esforzarse por no enredar sus dedos en él.

En su lugar, puso una mano en su mejilla y la acarició suavemente.

Siendo Spider-Man, Peter se permitía hacer muchas más cosas con ella. Tenía decenas de nombres cariñosos que quería decirle, pero solo usaba unos pocos. Había muchas cosas que quería hacer con ella. Por ejemplo, dormir a su lado.

Sí, llevaba unas cuantas noches durmiendo con ella. Y habían sido las mejores noches que había tenido en años. Pero quería dormir con ella siendo solo Peter. Abrazarla mientras duerme, acariciarle el pelo, consolarla si tiene pesadillas, tenerla a su lado para verla nada más despertar.

La cuestión era, ¿quién querría hacer algo como eso con él?

Probablemente, nadie.

- ¿Spider-Man? -preguntó Loren.

Peter retiró rápidamente la mano de su mejilla y se rascó la nuca.

- Te lo explicaré, te lo prometo. Pero, prefiero que te metas ya en la cama. Hace frío, no quiero que te resfríes.

Con el ceño aún fruncido, los ojos de Loren intentaban descifrar lo que pensaba Spider-Man en realidad.
Lo que pensaba cuando se acercaba tanto a ella o cuando la acariciaba.

- Vale -dijo sin más.

Entró en el baño, dejó el cepillo sobre el lavabo y volvió a su habitación. Caminó hasta su cama, abrió las sábanas, y se metió en ella para luego sentarse de piernas cruzadas y volver a poner los ojos en él de manera expectante.

- Qué rápido.

Peter dio unos pasos hasta ella y se quedó de pie a su lado, fuera de la cama. Ella lo siguió con la mirada, hasta tal punto de tener que orientar la cabeza hacia arriba para poder seguir mirándolo.

Euforia - Peter Parker [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora