Forty-six

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Peter llevaba ya una hora decidiéndose entre ir a ver a Loren o dejarla tranquila. Ya la echaba de menos. Además, aquel día había estado actuando de manera extraña, sobre todo desde que el señor Stark entró en su casa. Aunque, quizás solo necesitaba algo de espacio.

Después de varios minutos más, se levantó de la cama y se puso un pantalón de chándal que encontró tirado por el suelo y una camiseta blanca de manga larga. Salió de su habitación y fue hasta la de Loren. Tocó en la puerta sin esperar ninguna respuesta, pues seguramente estaría durmiendo.

Susurró su nombre y esperó unos segundos. Cuando abrió la puerta momentos después, sus ojos se abrieron de par en par y su cuerpo se puso en tensión.

Loren no estaba. No estaba allí. Su cama estaba desecha y la ventana estaba abierta. ¿Sería posible que...?

Peter corrió hasta la ventana y se asomó para ver si lograba ver algo.

Quizás alguien se la había llevado. Quizás sus padres se habían escapado y la habían encontrado. A lo mejor ya estaban de camino para llevarla con su padre, y él sin enterarse si quiera. ¿Por qué no había estado más alerta?

Desesperado, corrió de nuevo hasta su habitación y cogió el traje mejorado de Spider-Man, el que el señor Stark le había hecho. Abrió su ventana y salió al exterior con el traje colgando del hombro. Se puso la máscara y trepó sin ningún esfuerzo hacia la azotea del edificio. Allí se cambiaría e iría en su busca.

Cuando llegó a la azotea, se dio cuenta de que no estaba solo. Había alguien sentado en el bordillo, como si quisiera saltar al vacío. Se acercó lentamente, algo temeroso. Segundos después, se dio cuenta de que esa persona era Loren. Parecía estar llorando.

Toda la tensión que tenía en su cuerpo se liberó de repente al saber que ella estaba bien. Terminó de acercarse y gritó su nombre aliviado mientras se quitaba la máscara.

Ella, al oír que Peter llamaba su atención, supo que su momento de reflexión había acabado.

- Loren, joder. Me has asustado –dijo Peter abrazándola por la espalda-. He ido a tu habitación y no estabas, pensé que te había pasado algo.

- Estoy bien, Pete –respondió ella girándose hacia él-. Es que no podía dormir porque estoy pensando en muchas cosas.

- En lo que dijo Stark, ¿verdad?

Loren se quedó callada y evitó su mirada. ¿Debía contárselo? ¿Qué pensaría Peter si supiera todo lo que pasaba por su mente? Si le hablaba sobre esas extrañas ideas que tenía en su cabeza... Si le decía que quizás sus padres eran... de otro planeta... O, ¿si le dijese que quizás, ella tampoco lo era? No estaba nada segura de esto último, pero ya no sabía qué más pensar. De no ser así, si ella no fuera extraterrestre, ¿cómo es que tenía poderes? Quizás sus padres habían encontrado alguna manera de hacerla parecer humana. ¿Y si ella también tenía garras afiladas y colmillos?

- ¿Loren? Pase lo que pase, saldremos de esto los dos juntos. Yo siempre voy a estar contigo –la tranquilizó Peter, sabiendo que algo le preocupaba.

Definitivamente, si él supiera lo que ella estaba pensando, no se quedaría con ella. Como mínimo, la encerraría con sus padres hasta saber si era peligrosa.

No puedo decírselo, pensó para sus adentros.

- Gracias, Peter –susurró aguantándose las lágrimas-. Yo también espero estar siempre contigo.


DOS MESES DESPUÉS


¿Cuándo iba a acabar esa estúpida reunión del decatlón? Sí, sabían que esta competición era muy importante para el equipo. No era necesaria tanta charla motivadora. A veces Liz perdía el control y no sabía cuándo parar de hablar.

Euforia - Peter Parker [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora