Forty-eight

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- Pues ese nombre no me dice nada. Es un nombre raro –se burló Spider-Man.

- Niño estúpido. El simple hecho de haber pronunciado su nombre delante de ella es un delito. Loren no debía saberlo. Si algún día regresamos con él, nos destripará –dijo Bill apoyando la cabeza en la pared-. Fuera de aquí, los dos. Ahora mismo. Algo... algo está a punto de ocurrir –dijo de repente. Parecía asustado.

- ¿Qué? ¿De qué está hablando ahora?

Loren y Peter se miraron confundidos.

En ese momento, se empezó a oír un zumbido. Cada vez se hacía más potente. Loren se llevó las manos a los oídos y Bill volvió a ordenarles que se marcharan. La madre de Loren gritaba igual que antes, aunque ahora parecía mucho más aterrorizada. Parecía que ambos sabían lo que estaba ocurriendo, o lo que iba a ocurrir.

Todo fue cuestión de unos pocos segundos.

- ¡MARCHAOS! –gritó Bill de nuevo.

Peter empujó a Loren a la trampilla otra vez. La abrió y se dispuso a ayudarla a subir. Pero, de repente, una luz muy intensa inundó toda la habitación.

La luz no tenía ningún color ni característica en particular, simplemente era una luz cegadora.

Peter quiso cubrir a Loren con su cuerpo para protegerla, pero el zumbido se hizo aún más fuerte. Todo temblaba en el interior de la habitación. Incluso, las paredes comenzaban a agrietarse.

- ¡Loren, tenemos que irnos ya! –exclamó él.

Polvo caía del techo, y enormes grietas en las paredes hacían que el yeso que las formaba empezara a destruirse.

Parecía un terremoto o un temblor. Lo único que sabían, era que debían marcharse de allí cuanto antes.

Entonces, en segundos, todo se detuvo. El zumbido comenzó a desaparecer hasta que casi no se oía, y la luz se había apagado del todo. Pero, entonces, oyeron algo más.

Un sonido espantoso. Era chirriante y ensordecedor. Ese sonido generaba en Loren todo el miedo que sentía cuando tenía esas pesadillas. Ese sonido le recordó a su padre, persiguiéndola en la oscuridad.

Cuando se dieron la vuelta y miraron hacia Bill y Margaery, casi se desmayan.

Allí donde estaban sus padres, ahora solo había un polvo seco de color gris. Las cadenas que sujetaban a ambos, ahora no sujetaban nada. Solo había polvo en el lugar donde estaban sentados. Lo único que quedaba de ellos, eran las marcas negras que había en el suelo y en la pared que indicaban que, en un pasado, estuvieron allí sentados durante mucho tiempo.

- ¿A dónde han ido? –preguntó Loren asustada-. ¿Se han...?

- Ya no importa, Loren. No están. Tenemos que irnos de aquí.

- ¡NO! Es... ¿Dónde están? ¿Se han... d-desintegrado? Eso no es posible, ¿verdad? –preguntó con la voz rota.

- Loren, te juro que ahora pensaremos en eso, ¿vale? Primero, salgamos de aquí –la tranquilizó Peter.

Aunque él estaba igual de asustado que ella, debía mantener la tranquilidad para que no se volviera loca. Bastante tranquila estaba, teniendo en cuenta todo lo que le acababan de contar.

- Pero, es que se han... -continuó ella. Estaba en shock. Peter lo sabía.

- Vamos, amor. Ahora lo solucionaremos –dijo él sin tener ni la más remota idea de lo que harían al respecto.

Euforia - Peter Parker [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora