Three

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Loren acababa de darse cuenta de que había alguien más en el callejón, aparte de ella y el hombre maloliente. Quizás era un policía.

<<Por favor, que sea un policía>>.

Pero no lo era.

El hombre se dio la vuelta malhumorado y gruñó. Entonces, Loren lo vio todo.

Una figura vestida de rojo había enganchado una especie de hilo transparente en la ropa de su agresor. Luego, tiró del hilo, haciendo que éste cayera al suelo. El hombre soltó toda clase de insultos al aire, y corrió hacia la figura roja. Ésta lo esquivó sin ningún esfuerzo, y el otro chocó contra una pared. Entonces, más hilos se engancharon en su ropa y en los ladrillos de la pared, creando una especie de red que le impedía moverse. Intentó resistirse, pero fue inútil. Estaba atrapado. Volvió a insultar a la figura que le había atacado, pero esta solo hacía comentarios sarcásticos y reía.

<<¿Qué demonios?>>

Al ver que el hombre no podía moverse de allí, Loren se relajó un poco. Sus rodillas se doblaron y cayó lentamente al suelo. Comenzó a respirar muy rápido, debido a todo lo ocurrido –además del ataque de ansiedad que comenzó cuando el hombre la arrinconó en ese callejón y que todavía no había cesado-. Se llevó una mano al pecho y notó lo rápido que latía su corazón. Con suerte, aquella figura roja que misteriosamente la había salvado se iría y la dejaría en paz.

Pero no ocurrió así.

- ¿Estás bien? ¿Te ha hecho daño? –le preguntó el hombre de rojo.

Ella no respondió. Se llevó las manos a su pelo despeinado y tiró de él, como si quisiera arrancárselo.

- Eh, eh. ¡Tranquila! ¡No hagas eso, te harás daño! –él llevó sus manos hacia la chica, intentando calmarla sin éxito alguno.

Loren sabía que le estaba hablando, pero no le estaba escuchando. Sabía que intentaba llamar su atención, pero ella no entendía nada.

El hombre que estaba aún pegado a la pared, gracias a los extraños hilos de la figura roja, continuó insultándolos, escupiendo saliva con cada palabra que decía.

Pero, de repente, no se oía nada. Spider-Man la había levantado del suelo con una mano y había subido con ella hasta una azotea ayudándose de sus telas de araña. Posó sus pies en el suelo suavemente, esperando que se mantuviera de pie. Pero ella volvió a deslizarse hacia abajo, cayendo de nuevo.

Loren no tenía fuerzas para levantarse. No quería. Solo quería que aquel infierno que estaba sufriendo se acabara de una vez por todas.

- Eh, ¿puedes oírme? Necesito que te calmes.

Pero ella no podía. No oía otra cosa que no fuera la voz de sus pesadillas gritando en su cabeza.

Entonces, Spider-Man hizo algo que nunca creyó que haría. Se agachó junto a ella y la abrazó.

Peter buscaba dos cosas con ese abrazo.

La primera: que la chica se calmara. No sabía cómo hacerlo, así que solo se le ocurrió consolarla por lo que sea que le estuviera pasando. Estaría ahí para ella, pero no sabía muy bien por qué lo hacía.

La segunda: buscaba la paz y la felicidad que había sentido aquel día cada vez que se encontraba cerca de ella. Creía que, cuanto más cerca estuvieran, más feliz se sentiría.

Rodeó el cuerpo de Loren con sus brazos. Una de sus manos le acariciaba el pelo, como había querido hacer desde que la vio en el tren aquella mañana. La otra descansaba en su espalda, atrayéndola más hacia él. Colocó su barbilla sobre su pelo rubio, que estaba ahora despeinado y algo sucio. Pero no le importaba. Solo quería que se tranquilizara.

Euforia - Peter Parker [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora