Twenty - maratón 2/3

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ADVERTENCIA: este capítulo contiene descripción detallada de un episodio de maltrato infantil. Recomiendo leer con precaución o, directamente, no leer la primera parte. 


HACE NUEVE AÑOS.

Por aquel entonces ella era muy feliz. Jugaba con sus muñecas en el jardín, como la mayoría de las tardes después de ir al colegio. Se estaba haciendo tarde y oyó cómo su madre la llamaba desde la puerta trasera de la cocina. A la misma vez, un olor delicioso la distrajo de sus juguetes. Era la lasaña que se hacía siempre en casa los fines de semana. Comprendió entonces que su madre la llamaba porque la cena ya estaba preparada. Se levantó, dejó sus muñecas sobre el césped y corrió en dirección a la casa.

Cuando la niña llegó a la cocina, su padre y su madre la esperaban intranquilos. Los vio tan quietos, el uno al lado del otro, mirándola desde lo alto, que se asustó. Nunca la habían mirado así, parecía que estaban enfadados con ella. La niña entonces hizo una pregunta de la que se arrepintió un poco después.

- ¿Os pasa algo?

Su padre bufó, pestañeó rápidamente y miró a su mujer.

- Hazlo, Bill.

Entonces, aquel hombre grande y alto dio un paso hacia su hija. Alargó el brazo y le abofeteó en la cara. La niña dio una vuelta sobre sí misma debido al fuerte impacto que había recibido, cayendo al suelo a continuación, dándose un fuerte golpe en la cabeza. Ella no sabía lo que estaba pasando. Todavía en el suelo,llevó su manita hacía su cabeza y se frotó suavemente donde había impactado con el suelo. No se había percatado de los dos lagrimones que bajaban por sus mejillas cuando vio que en su manita había un líquido de color rojo. Acto reflejo, miró a su padre. Quizás buscando un motivo, una respuesta, un por qué a lo que estaba pasando. Comenzó a llorar fuertemente, sin darse cuenta de ello. Molesta por el ruido que su hija hacía, la mujer cogió el cuchillo que estaba usando para cocinar y se lo puso muy cerca de la cara.

- Cállate si no quieres que papi te vuelva pegar. ¿Quieres que lo haga otra vez, cielo? ¿O quieres que lo haga yo?

- Déjalo, Margaery. Ya me he desahogado. Ya estoy mejor.

- ¿Seguro, querido? La niña puede aguantar mucho más -la señora miró a su marido y le sonrió, luego posó la mirada en la herida de la cabeza de su hija-. Oh, tiene sangre. Mejor no le des en la cabeza, cielo. O se desmayará y entonces no nos servirá de nada.

Lo siguiente que la niña recordaba era la penetrante mirada que su padre le había dirigido cuando ésta había tratado de levantarse. El hombre respiró hondo, aprentando los puños a ambos lados de su cuerpo.

- ¡No te levantes, estúpida! O será mucho peor para ti –su madre la amenazó apuntándola de nuevo con el cuchillo. La mujer se dirigió hacia su marido-. ¿Qué harás, cariño?

Bill parecía estar dándole vueltas a algo. Sus ojos echaban fuego, sus puños apretados estaban rojos, y tenía un pequeño tic nervioso en la barbilla.

- Tengo que hacerlo, Margaery. Estoy furioso. No puedo controlarlo –dirigió una breve mirada a su mujer y volvió a concentrarse en su hija.

- Hazlo, cielo. No pasa nada.

Bill se enfurecía cada vez más. Bill necesitaba desahogarse. Bill debía hacerlo.

La niña empezó a arrastrarse hacia atrás, anticipándose a su padre. Error. Eso fue lo que hizo que el hombre reaccionara. Se abalanzó sobre ella y la agarró fuertemente con su cuerpo para evitar que se resistiera. Loren lloraba. No entendía lo que estaba pasando. Intentaba pedir ayuda con la mirada a su madre, que miraba expectante como si de un espectáculo se tratara. La niña solo trataba de averguiar qué había hecho para que la trataran de aquella manera.

Euforia - Peter Parker [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora