Fourteen

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- ¿Te acuerdas... de cuando hablamos por teléfono el viernes? –el asintió-. Me dijiste que querías llevarme a un sitio al día siguiente. ¿Recuerdas? –él volvió a asentir con una sonrisa aún más amplia-. ¿Sigues... sigues queriendo enseñármelo? –preguntó.

Peter se rascó la nuca. Inmediatamente pospuso sus planes y los sustituyó por la idea de pasar la tarde entera con Loren.

- Ven conmigo –dijo sin dejar de sonreír.

***

Loren estaba parada frente a una tienda de cómics de dos plantas. Peter la había llevado hasta ese lugar, que parecía tener una cierta importancia para él.

La chica estaba algo decepcionada. Se esperaba algo más que una tienda de cómics. Quizás había ido con las expectativas muy altas.

- ¿Una... t-tienda de cómics? –preguntó deseando que Peter no se enfadara por el comentario.

- No es exactamente una tienda de cómics –sonrió él-. La planta baja es una biblioteca donde puedes encontrar cualquier cómic en el que puedas pensar –dijo Peter entusiasmado-. La planta de arriba es una cafetería. Si quieres, puedes coger un cómic que te guste y subir para leerlo tranquilamente. Y si no has terminado de leerlo o te gusta tanto que no quieres dejarlo, puedes hacerte socio y llevártelo a casa unos días. ¿A que es genial? Vengo aquí bastantes veces, aunque hacía tiempo que no venía –dijo mirando la fachada del edificio con nostalgia.

Loren, inconscientemente, sonrió enormemente satisfecha por ver a Peter tan emocionado. No sabía por qué, no conseguía explicárselo, pero verlo sonriendo mientras hablaba de ese lugar le provocaba unas sensaciones increíbles. Y oírle hablar con tanta pasión sobre ese sitio que tanto le gustaba le hizo sonreír ampliamente por primera vez en mucho tiempo.

Peter siempre parecía estar feliz. Siempre que estaba cerca de él, estaba feliz. Sonreía, hacía bromas, reía. Contaba cosas graciosas que le habían pasado con Ned, o hablaba de su tía May. Pero nunca parecía estar triste como Loren. Quizás, cuanto más tiempo estuviera junto a él, se le pegara algo de esa felicidad a ella. Si es que eso era posible.

- ¿Estás...? ¿No te gusta el sitio, verdad? –preguntó él mirándola preocupado.

- ¡No! P-Peter, no es eso. Es solo que... no c-consigo entender por q-qué... me enseñas este lugar a m-mí.

Peter volvió a sonreír y se apoyó en la farola que había frente al local, mientras Loren caminaba unos pasos hacia él para poder escucharlo bien.

- Bueno... el viernes, cuando estábamos en esa cafetería... bueno, tú me contaste cosas sobre tus padres. Sobre tu familia. Y me sentí muy afortunado porque por fin me habías dicho algo más sobre ti. Así que... pensé en un lugar que me gustaba, un lugar que pudiera enseñarte para... devolverte el favor.

- ¿Devolverme el f-favor?

- Sí. Es... una manera de mostrarte que me alegra que hayas confiado en mí para contarme algo sobre ti. Aunque fuera en unas circunstancias extrañas y aunque estuvieras llorando. No me importa lo que decidas contarme, solo quiero ayudarte. Así que, tú me enseñaste algo de tu vida y yo te estoy enseñando algo de la mía. Sé que es poca cosa, p....

Loren entonces dio un paso hacia él y lo abrazó. Por segunda vez aquel día.

La primera vez le sorprendió, la segunda vez fue ella quien inició el abrazo. Pero es que no pudo evitarlo. Tuvo que hacerlo. Algo en su interior le gritaba y le suplicaba que lo hiciera. Lo necesitaba. Loren pensaba que los abrazos de Peter eran especiales y por eso la hacían sentir tan bien, pero luego descubrió que era la única persona de la que estaba recibiendo una muestra de cariño. Día a día, cada vez que se veían, Peter le preguntaba como estaba, intentaba hacerla reír (aunque eso le costaba mucho más), hoy la había abrazado, y ahora le estaba enseñando una parte de su vida.

Euforia - Peter Parker [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora