Twenty-eight

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Loren corría.

Sus pies descalzos sangraban. Tenía pequeñas heridas en las plantas de los pies, pero eso no era lo que más le dolía. Le dolía la cabeza. Muchísimo. Como si mil altavoces a todo volumen estuvieran sonando dentro de su cerebro.

Recordó ese dolor. Y recordó esa situación.

Como si le hubiera leído la mente, una voz que conocía bien se oyó en las profundidades de su mente. Decía cosas sin sentido, cosas que ella no entendía.

Tampoco es que quisiera entenderlas. Solo quería que eso acabase ya. La misma secuencia de siempre. Siempre lo mismo: ella corría descalza en la oscuridad mientras sentía un dolor desgarrador que le hacía pensar que su cabeza explotaría en cualquier momento. Y esa voz. Esa voz tan grave que oía dentro en su mente. Siempre intentaba buscar a alguien que la ayudara, pero estaba sola en esa oscuridad. No había nadie más.

Entonces, Loren por fin abrió los ojos. Se incorporó y se sentó en la cama. Estaba hiperventilando. Tenía los ojos muy abiertos, por miedo a que se cerraran y volviera vivir esa pesadilla. Pero, de repente, una mano empezó a acariciar su espalda. Alguien la abrazaba mientras ella intentaba calmarse. Sí, solo había sido una pesadilla. Pero siempre soñaba con lo mismo. Siempre lo mismo, las cosas que le pasaban nunca cambiaban de orden. Primero caminaba a oscuras, luego el dolor, y luego la voz. Nunca acababa hasta que se despertaba. Era un verdadero infierno.

- Loren, tranquila. Solo ha sido una pesadilla.

Spider-Man la miraba con esos anteojos blancos que tenía en la máscara. No sabía si estaba preocupado o si le parecía patético. A decir verdad, ni siquiera recordaba que estaba ahí. No recordaba cuándo se había dormido. Solo recordaba que, la noche anterior, habían ido al sótano para poner las... Al sótano... ¡El sótano!

Loren sintió cómo sus ojos se humedecían.

No. No, otra vez no. Ya había hecho el ridículo despertando de esa manera tan repentina. No quería que Spider-Man le viera llorar. Otra vez no.

- Loren... ¿quieres contarme esa pesadilla? A lo mejor, si hablamos de ello, te sentirás mejor –sugirió él sin separarse de ella.

Loren giró un poco la cabeza hasta que sus ojos pudieron verlo. Estaba pegado a ella, pero no demasiado. Su mano izquierda hacía pequeños círculos en su espalda, a través de su pijama, para intentar tranquilizarla. Su otra mano estaba apoyada en su rodilla, y su cabeza apoyada en su mano, mientras la miraba fijamente. Intentaba ayudarla. Siempre intentaba ayudarla, sin importar el qué. Y ella sentía que siempre lo alejaba de ella.

¿Te está ofreciendo ayuda, no? Deja de echarlo de tu vida, se dijo a sí misma.

Loren relató cada detalle de su pesadilla. Lo describió todo ante la mirada atenta del superhéroe, que la escuchaba sin interrumpir. Cuando acabó, Spider-Man se acercó un poco más a ella, rodeó su cuello con su brazo y besó su cabeza con un gesto tierno. Fue algo rápido, pero provocó un escalofrío que recorrió todo el cuerpo de la chica.

- Por la manera en que lo explicas, parece que no es la primera vez que sueñas algo así –dijo volviendo a mirarla.

- Ya he perdido la cuenta.

- Bueno, cielo. Está todo bien. La próxima vez que sueñes algo parecido, dímelo. ¿De acuerdo? A mí o a Peter –Spider-Man volvió a besar su cabeza y se levantó de la cama.

- ¿Por qué?

- Bueno, porque queremos ayudarte. Y si eso te está haciendo sufrir, entonces haremos lo que sea por hacer que dejes de tener esas pesadillas –respondió él mientras se estiraba-. No, no sé cómo lo vamos a hacer. Pero... Es que... -parecía que iba a decir algo, pero se detuvo. Dio unos pasos hasta la ventana, pero Loren se levantó rápido y fue hasta él.

Euforia - Peter Parker [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora