Thirty-five

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Había pasado una hora desde que Spider-Man dejó a Loren en el hospital, en urgencias. Con el corazón en el puño, se había marchado un momento para ponerse su ropa encima del traje y hablar con Ned.

Le había explicado lo que había ocurrido, excepto lo de esa onda de luz azul que había salido de Loren. Eso no podría explicarlo ni siquiera después de haberlo ensayado delante del espejo.

Ahora, Peter y Ned corrían por la planta de urgencias en busca de Loren. Al no encontrarla, preguntaron a una enfermera que había en el mostrador.

- La han trasladado a la quinta planta, traumatología, porque tiene cinco costillas rotas y la muñeca fracturada –explicó-. Doblando esa esquina llegaréis a los ascensores.

Cuando llegaron minutos después, volvieron a preguntar por ella.

- Es la habitación 524. Pero ahora mismo la están atendiendo y no puede recibir visitas. Además, necesitamos confirmación de alguno de los padres para permitir las visitas, ya que solo tiene quince años –explicó otra enfermera-. ¿Sois amigos de la paciente? ¿Sabéis cómo podríamos contactar con sus padres? Me han dicho que la ha traído Spider-Man, ¿es verdad?

- Um... -murmuró Ned mirando a Peter-. ¿Pero Loren está bien?

- Se pondrá bien, pero necesitará mucho reposo –dijo la enfermera con un gesto cansado-. ¿Sus padres? –repitió.

- Iremos a hablar con su madre –respondió Peter con una sonrisa.

Se dieron la vuelta y salieron del hospital como si estuvieran corriendo en una carrera.

- Tío, ¿qué vamos a hacer? ¿Dónde están los padres de Loren? –preguntó Ned ajeno a la verdad.

- Ned, los padres de Loren son los que han provocado que Spider-Man hay tenido que traerla al hospital.

- ¡¿Qué dices?! ¿Sus padres son los villanos? ¡Qué locura, tío!

- Ya te digo. Espera un momento.

Ned se sentó en un banco que había en la entrada principal del hospital y se frotó los ojos sin terminar de creerse lo que acababa de escuchar. Peter, en cambio, parecía mantener la calma. Pero no porque esto no fuera estresante para él, sino porque sentía que era él quien tenía que mantenerse fuerte por los demás.

Sacó su teléfono y marcó el número de su tía lo más rápido que pudo.

Tras unos segundos, la preocupada voz de la tía May se oyó al otro lado de la línea.

- Peter, cariño. ¿Dónde estás? Empezaba a preocuparme.

- May, ha pasado algo. Necesito que me hagas un favor enorme.

- ¿Qué ha pasado? ¿Estás bien?

- Yo sí. Pero Loren necesita tu ayuda. ¿Puedes venir a la puerta principal del hospital lo más rápido posible, por favor? –preguntó ansioso.

- Espera, ¿Loren? ¿Qué le ocurre? Peter, no me asustes.

- No es grave, solo necesitamos que vengas y hagas algo por ella.

- Está bien... Ya estoy saliendo de casa. Llegaré en treinta minutos.

- Gracias, May. Te quiero.

Y colgó.

Odiaba preocuparla de esa manera, pero era necesario implicarla. Sentía que empezaba a perder el control. Sentía que necesitaba descargar toda su ira en algo o en alguien, y no le gustaba sentir eso. Incluso, tuvo que sentarse junto a Ned para calmarse y no salir corriendo hacia la casa de Loren para enfrentarse a sus padres.

Euforia - Peter Parker [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora