Eighteen

357 43 3
                                    

Loren comenzó a retroceder desde que sus pies tocaron el suelo de esa azotea. Spider-Man estaba de pie, en frente de ella. Cuando la vio tan asustada, se puso de cuclillas con la intención de ponerse a su nivel. Loren se detuvo cuando se dio cuenta de que Spider-Man no estaba intentando hacerle daño, como ella pensaba que haría. Al contrario, solo se quedó mirándola a través de esos anteojos blancos.

- ¿P-por qué me has traído hasta a-aquí? ¿Qué me vas a hacer?

- No voy a hacerte nada, Loren. Solo quiero hablar.

- P-pero es que... yo no p-puedo hablar ahora. Tengo que ir a mi casa, se está haciendo m-muy tarde. Tengo q-que volver. T-tengo que irme de aquí.

Loren buscaba con la mirada alguna salida. Una puerta, una salida de incendios. Algo que le permitiera llegar a su casa lo más rápido posible. Estaba oscureciendo, debía llegar cuanto antes.

- Loren. Tranquila –Spider-Man se incorporó y caminó despacio hasta ella-. Relájate, no te preocupes.

- No, t-tú no lo entiendes –dijo casi gritando-. Tengo que... -apartó la mirada y trató de calmarse-. T-tengo que llegar a mi casa antes de que anochezca. Si no, va a ocurrir algo que... n-no me gusta –admitió.

- ¿Qué...? ¿De qué hablas?

- No p-puedo decírtelo –dijo-. Tienes que llevarme a mi casa, p-por favor. Necesito llegar ya.

- Loren, mira hacia allí – Spider-Man señaló un lugar al otro lado de la azotea en la que estaban. Señalaba una casa de dos plantas con un tejado enorme. Loren la reconoció al instante, a pesar de haber llegado a aquella ciudad hacía apenas una semana y media.

Era su casa. Eso logró tranquilizarla un poco. Saber que no estaba tan lejos la hacía sentir mejor. Pero, no obstante, debía llegar antes del anochecer. Y quedaban unos diez minutos para que el cielo oscureciera por completo. No sabía si lograría que Spider-Man la sacara de esa azotea a tiempo.

- Loren, déjame que te diga lo que tengo que decir. Es muy importante. Por favor. Cuando te lo haya dicho, te llevaré hasta tu habitación.

- ¡No! –gritó de repente-. Mi habitación no. Tengo que entrar p-por la puerta. Mis padres... t-tienen que verme entrar.

- Está bien... Pero primero, tienes que escucharme.

Loren comenzó a negar con la cabeza repetidamente.

- No... No p-puedo.... No... Ya es demasiado tarde, p-por favor. T-tienes que dejarme ir.

Peter se quedó mirándola durante unos segundos, intentando averiguar por qué estaba tan nerviosa. ¿Por qué tenía que entrar ya en casa? ¿Por qué no podían dejar que llegara un poco más tarde?

Pero entonces recordó que sus padres eran dos sicarios, o mercenarios, o secuaces de un hombre loco que quería hacer no sabía qué cosa con Loren. Definitivamente, el hecho de que esos dos individuos exigieran que su hija estuviera en casa antes del anochecer, no era lo más grave de todo. Sin mencionar que ella no era su hija, como había oído decir al hombre que se suponía que era su padre.

Peter debía tener cuidado cuando volviera a hablar con ella sobre eso. No se lo había tomado muy bien la primera vez. Y con razón.

- Está bien, Loren. Esto es lo que haremos –dijo cruzándose de brazos frente a ella-. Te dejaré en la acera y caminarás hasta tu casa. Entrarás, saludarás a tus padres o lo que sea, y luego irás a tu habitación. Y entonces me escucharás.

Euforia - Peter Parker [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora