PRÓLOGO

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Dos rayas.
Dos y tu vida cambia.
Dos rayas y estás embarazada.
Eso fue con lo que me encontré luego de largos, no, eternos, minutos de espera. Embarazada.
No, no podía ser, ¿Cómo...?
¿A quién engaño? Sí, sí sé cómo.
Y sé con quién, de quién.

¿Qué demonios se supone que haga? Esto no estaba en mis planes, se suponía... Se suponía que hoy... Demonios.

¿Cómo pude dejar que las cosas llegaran a aquel punto? Los recuerdos inundaron mi mente y sentí un escalofrío recorrerme todo el cuerpo. Las palabras, las risas, las lágrimas, los insultos, los prejuicios, los obstáculos, los errores, los aciertos, los abrazos, los gritos, los... Los besos. Todo estaba ahí.
Él estaba ahí. Aunque... Él también estaba ahí.

Recuerdos fugaces, una mirada tan azulada como el océano, con olas imponentes e inquietas y otra tan verde como el césped recién regado, tranquilo y sencillo.

El sentimiento de culpa comenzó a adoptar forma en mi interior. Y eso de pronto me recordó que también había otra cosa en mi interior.
Me llevé las manos al abdomen y me puse de pie, al espejo me veía igual, menos mal; Pero yo sabía que no era así.
Por el reflejo vi mi teléfono celular en la repisa y pensé... Debería llamarle.

Y luego me pregunté: ¿A quién? En realidad... ¿A quién debería llamarle?

Volví a sentarme sobre la tapa cerrada del retrete y me pasé la mano por el cabello.

Respira.

1... 2... 3...

Respira.

1... 2... 3...

Respira, todo va a estar bie... Rayos, nada de esto está bien.

"Seré tu apoyo siempre, lo prometo, Violet."

"Nunca me iré, ¿Comprendes? No hay nada, literalmente, nada, que puedas hacer para que yo deje de preocuparme por ti."

Dos promesas, hechas por dos personas que no podían ser más diferentes entre sí. Tan fuertes una como la otra. La cuestión es...

¿Cuál de ellas elegiré?

SIEMPRE FUISTE TÚDonde viven las historias. Descúbrelo ahora