Alexitimia es la incapacidad para identificar y expresar las emociones.
A todos nos ha pasado alguna vez, ya sea por voluntad propia o no, no logramos demostrar nada con la expresión del rostro, el cerebro se apaga por un momento y no sabe cómo reaccionar, así que bloquea todo.Pero siempre, siempre hay algo que nos delata.
El truco está en qué tanto conoces a la otra persona, en si eres capaz de identificar hasta el más breve cambio.
A mí me delataron mis estúpidas mejillas encendiéndose. Y a Harrison sus esferas azules, brillando.
No hizo ningún gesto, solamente nos vimos a los ojos sin importar la enorme lejanía entre nosotros.
La respiración se me cortó.Seguía igual.
Seguía malditamente igual.¿Acaso yo me vería diferente en alguna manera? Me sorprendí a mí misma haciéndome aquella pregunta... Porque eso significaba que quería saber qué pensaba él en ese momento acerca de mi aspecto.
Regresé a la realidad cuando un par de personas pasaron frente a mí y tuve una excusa para romper el contacto. Bajé los ojos, consciente de que seguía observándome.
Percibí la música de nuevo y me pareció abrumadora, el tiempo siguió.Aire. Afuera. Salir. Huir. Lejos de él.
Mi cerebro emitía breves e intermitentes palabras de alarma, advertencia, órdenes o lo que fueran.Se apagaron cuando lo vi ponerse de pie, y de nuevo me sentí incapaz de desviar los ojos.
La chica del vestido negro levantó la cabeza y le dijo algo, pero él la ignoró y procedió a bajar de la plataforma VIP por unas escalerillas que yo no podía ver.
¿A dónde iba?
¿Acaso...?Al verlo caminar reparé en algunos detalles que no había notado. Su figura era un par de centímetros más alta de lo que recordaba, iba vestido con un traje oscuro que parecía hecho exactamente a sus medidas, sin corbata y con el saco desabotonado, los primeros botones de su camiseta blanca también estaban abiertos, llevaba el cabello tan despeinado como siempre, estratégicamente desaliñado.
No intentó encontrarme de nuevo con la mirada mientras rodeaba la pista de baile y avanzaba con pasos decididos.
Un grupo de chicas lo admiró cuando pasó frente a ellas y pude jurar que una le hizo un guiño, pero él no se dio por enterado. Vi cómo ellas intercambiaban miradas y palabras mientras lo seguían con los ojos.Eso hizo que lo perdiera.
Moví la cabeza en todas las direcciones posibles, pero eran tantas las personas, las luces y ese sentimiento abrumador que ya no logré ubicarlo.
Me puse de pie creyendo que tal vez todo había sido un espejismo. Creía... Creía que caminaba hacia mí.
Bastante estúpido de mi parte creer aquello.
Por supuesto que no pretendía hablar conmigo, pretendía irse.
Fruncí las cejas mientras me sentaba de nuevo, que idiota... Apreté los dientes mientras me bebía el último trago de mi segunda bebida, esta vez me supo amargo.
Giré el banco hacia la barra para poder pedirle otra a un bartender.Y lo vi de nuevo, Harrison cruzó una puerta que estaba en uno de los costados de la barra. ¿Qué era?
No había visto a nadie entrar por allí, no estaba decorada con luces, así que no era un acceso a otra área del club. La cuestión es que la dejó abierta.¿Quería que lo siguiese?
Hacerlo sería algo imprudente, sin duda. No tenía ni idea de a dónde me conduciría e incluso si había captado bien sus intenciones.
Mordí mi labio, al volver, estaba segura de que la ciudad era lo bastante grande como para que nunca tuviéramos que toparnos si no era deliberadamente. Habría apostado por ello, y menos en un lugar como aquel, al que yo no estaba habituada a frecuentar y, por azar, había terminado por visitar.
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SIEMPRE FUISTE TÚ
RomanceViolet Moore, una chica que todos creen "Perfecta". Cuya vida es "Perfecta". Desde el novio perfecto, la mejor amiga perfecta, la familia perfecta, los amigos perfectos, hasta la casa perfecta, el auto perfecto, la ropa perfecta, las calificaciones...