CAPÍTULO 16

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James tocó la puerta de mi habitación en punto de las 5:00, llevaba consigo un frasco grande con varas de mi dulce favorito, regaliz, rojo y brillante. Además de una en su mano, que se dedicaba a mordisquear. Sonreí ampliamente.

¿Cómo te encuentras? —se tiró en mi cama con el estómago abajo, observando hacia la ventana

Mucho mejor —le dije feliz. Se llevó el dulce a la boca de nuevo, distraído

Fruncí el ceño y lo miré unos segundos.

James —lo llamé

¿Mmm? —preguntó. ¿Qué demonios había en la ventana que llamaba tanto su atención?

¿O qué demonios tenía yo para que no quisiera mirarme?

¿No vas a darme uno? —le dije. Sus ojos se abrieron más y tragó duro

Oh, sí, lo siento —sacudió la cabeza— Son todos para ti

Que lindo, gracias —le sonreí, abrió el frasco, pero tomé el que estaba en su mano, eso lo hizo sonreír

¿Cómo estás?

Ya habías dicho eso —solté una risita

Claro, lo siento —hizo una mueca— ¿Pudiste dormir?

Sí

Y se volvió a callar.

James, ¿Qué es lo que tienes? —no pude más. Bajó la mirada

¿Por qué Harrison Brookes le preguntó a Dylan sobre ti?

Si alguna vez me pregunté si era posible ahogarse con una varita de regaliz, ese día tuve la respuesta, sí, era posible.
Tosí un poco hasta que se me pasó, me convencí de que mi corazón se aceleró gracias a eso, no a la impresión, y que las mariposas en mi estómago se hicieron presentes porque estuve a punto de... ¿Vomitar?

¿En serio? —me hice la desubicada— ¿Qué le preguntó? Digo... Somos amigos, debió parecerle extraña mi ausencia en las clases, a todos, creo

Dijo que se acercó en la salida y le preguntó la razón de lo que ya mencionaste —volvió a desviar la mirada mientras tomaba otro dulce— Dylan dijo que le pareció verlo preocupado

Todos saben que no me pierdo una clase...

Estaba preocupado. Harrison estaba preocupado por mí.
"Aléjate de mí, salvo esta clase, tú y yo no tenemos nada de lo cual hablar", había dicho.
¿Entonces por qué se preocupaba por mí? ¿Porque sabía que me había ido a causa de él?

¿Son muy amigos, eh?

No —negué— Últimamente ya no

Sabrina dijo que ayer te enviaron una rosa... —sentí un golpe— ¿Por qué no lo mencionaste?

No le tomé importancia —me encogí de hombros

¿Era de él? —al fin me miró directamente

Fue anónimo —balbuceé ligeramente

Pero... ¿Crees que fue él quien la envió?

Podía ver en sus ojos lo mal que se sentía por ponerse celoso, estaba torturándose. Y era, absolutamente, toda mi culpa.

No lo sé —suspiré— Y no importa —negué

SIEMPRE FUISTE TÚDonde viven las historias. Descúbrelo ahora