SIEMPRE FUISTE TÚ

CAPÍTULO 62

No dudé en desahogarme con Harrison la próxima vez que lo vi, el miércoles. Como era de esperarse, me entendió completamente.

—Tus sospechas son ciertas, Violet —evidenció— Y no creo que debas sentirte mal por haber sido la única persona allí con sentido común

—Difiero en eso —hice una mueca— No me sentí inteligente al descubrirlo, sino como una estúpida —alzó las cejas, pero asintió— Era claro que todos sabían los motivos verdaderos de sus aportaciones, como un complot en el que todos estaban de acuerdo para tener sus cinco minutos de atención y ser considerados buenas personas —suspiré mientras me llevaba un cubo de piña a la boca

—¿Tú sintiéndote estúpida? Vaya... —exhaló mientras seguía vertiendo líquidos en un vaso. Él se encontraba tras la barra y yo sentada sobre ella

—Sí, vaya —rodé los ojos mientras mecía las piernas— Siempre me consideré muy consciente de la verdad detrás de la mayoría de las personas adineradas y, de alguna forma, han encontrado la manera de sorprenderme

—Eso pasa cuando quieres ver lo bueno en los lugares incorrectos

Bajé la mirada.
Aquella afirmación era una de las verdades que no me parecía moralmente correcta, pero, lógicamente era acertada.

—Supongo que sí —sacudí la cabeza y robé una fresa del recipiente que contenía varias porciones de frutas

—Si sigues así, no tendré nada para adornar este cóctel —se rio

Estaba intentando crear una nueva bebida para añadirla al menú de Ignite.
Me contó que era una dinámica que se les había ocurrido a sus amigos, cada uno idearía su propia bebida con un toque personal y las probarían para ver cuáles eran dignas.

—Lo siento, las fresas son mi debilidad

—Lo sé —alzó un hombro y dio un trago a su mezcla

—¿Y bien...? ¿Cuál es el veredicto?

—No está mal, pero se puede mejorar —dijo— ¿Quieres probar?

—No, gracias —me reí

—¿Ya has adivinado cuál es mi toque personal?

—El color, por supuesto

No tenía dudas de que el tono azúl que pintaba el líquido era la respuesta.

—Ciertamente —chasqueó la lengua— Pero era algo muy evidente —me encogí de hombros

—¿Cuál es el toque personal de Kat? ¿Veneno? —eso lo hizo soltar una carcajada

—Tal vez si fueras tú a quien estaría destinada la bebida —bromeó— Ayer probamos la de Connor, ¿Sabes qué usó?

—¿Qué cosa?

Me imaginaba algo divertido.

—Gomitas con forma de fruta

Obvio.

—Eso sí me gustaría probarlo —admití. Guardamos algo de silencio

—¿Puedo preguntarte algo? —no me miró cuando lo dijo, estaba concentrado en lo que hacía

—Claro, para eso estamos aquí

—Al volver a estar en esa relación... ¿También has vuelto a sentirte acorralada? —seguía sin mirarme— Antes tenías miedo de siquiera pensar en dejarlo por lo que dirían los demás, siempre te importó lo que se esperaba de ti, y, aunque él no fuera exactamente la razón, su relación te hacía sentirte presionada