SIEMPRE FUISTE TÚ

CAPÍTULO 3

Cuando dieron el toque al final del día, me dispuse a guardar mis cosas.

—Adiós, Violet —me dijo Harrison

—Adiós —le dirigí una sonrisa

Cuando llegué a la salida del aula, mis amigos me estaban esperando.

—Bien, debo ir a cambiarme, las veo en el campo —Dylan nos guiñó un ojo y se fue trotando

—Y yo voy a la piscina —dijo Sabrina— Stella y Emma también irán allá

—Dile a Stella que estaré en el campo por si quiere ir allí a recoger mis apuntes —le dije

—Lo haré —habló antes de irse

—Vamos a mi casillero —pedí a Hailey. Asintió

Fuimos allí y dejé algunos libros que ya no necesitaba, tomé otros y comenzamos a caminar al campo de fútbol.

—¿Qué tal tus vacaciones?

—Bien. Pasé la mayor parte en casa de mi abuela y el spa del hotel de mis padres —me dijo

—Deberíamos ir alguno de estos días

—Sería genial. ¿Qué hiciste tú?

—Lo normal. Cuidar a mi hermana, estudiar, también pasé mucho tiempo con Sabrina

—¿Y con James?

—Ya sabes, su padre lo ocupa de vez en cuando y nos vimos pocas veces gracias a eso, pero estamos bien —me encogí de hombros

—¿Cómo está Scarlett?

—Bien, toma clases de ballet y no se quita el tutú para nada —me reí

—Mis hermanos sólo practican soccer y se la pasan rompiendo ventanas —rodó los ojos

—Pero los tuyos son más pequeños —le dije riendo

Llegamos al campo y nos dirigimos a las gradas. Subimos sólo un par de escalones, habían varias chicas más esperando a que los jugadores salieran del vestidor para verlos entrenar.
Eso pasó un par de minutos después.
Nuestro amigo nos sonrió y se acercó al grupo de chicos que calentaba en el césped, Dylan era el subcapitán.

—Aún te gusta, ¿No es así? —me reí mientras veía a mi amiga. Se sonrojó

—Un poquito tal vez

—¿Y...? ¿No planeas decírselo?

—No —abrió los ojos como platos

—¿Por qué no? Yo creo que harían una adorable pareja

—No le gusto de esa forma. A todas nos ve como si fuéramos sus hermanas menores —hizo una mueca

—Sería diferente si se lo dijeras

—Le gusta a un montón de chicas —bufó haciendo una seña a las demás personas que estaban en las gradas

—Pero tú tienes muchas más oportunidades

—No lo veo así —ambas vimos a mi amigo a lo lejos, ahora los jugadores estaban haciendo una serie de ejercicios

—¿Y qué? ¿No vas a hacer nada? ¿Te quedarás viendo cómo una de esas chicas te gana la oportunidad? Escucha... Dylan es un chico genial, de verdad, y no se me ocurre nadie más que tú que pueda merecerlo —le puse la mano en el hombro