CAPÍTULO 47

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Casi un mes más tarde, los preparativos para el fin del curso estaban ya en marcha.
Nos habían entregado las boletas con las calificaciones y, como era obvio, la mía fue impecable, así que recibí una carta de la institución como felicitación.
Entre los alumnos de último año no se hablaba de otra cosa más que del baile, "¿Qué te pondrás?", "¿Con quién irás?", "¿Crees que me invite?", "Mi vestido será de diseñador" "El mío será hecho a la medida, bastante costoso", "He escuchado que la fiesta la organizan Drake y Nolan", etcétera. Se hablaba de eso y de la ceremonia. Ya nos habían tomado medidas para las togas y los birretes.
El equipo de natación había ganado el primer puesto en la competición anual, el club de ajedrez planeaba un viaje a Washington para las finales, los de basquetbol no habían tenido un año genial, así que no hubo reconocimientos para ellos, las chicas de danza habían dado un gran espectáculo en un receso de la semana anterior, nadie se lo había perdido, los del club de teatro anunciaban sus últimas funciones y los de robótica habían tenido una exposición con todos sus inventos, otras sociedades presumían sus logros del semestre, pero la estrella de todos ellos aún no tomaba su corona como campeón. Es decir, la final de fútbol americano tendría lugar el viernes. Y todos estaban más emocionados por aquello que por el recital del taller de música o la exhibición de los de artes plásticas.
Las clases habían acabado el día anterior, con la entrega de resultados finales, pero debíamos seguir yendo toda la semana. No me molestaba en absoluto.

Mis ánimos habían mejorado un poco día con día, pero estaba lejos de superar aquella gran pérdida. Aún así, me esforcé mucho en disfrutar mis últimos días en la preparatoria.
Como no habían clases, sólo teníamos que reportar nuestra asistencia en cada módulo y podíamos salir, así que todo el mundo estaba feliz; Incluídos los de primer año, que no tenían mucho que festejar más que haber sobrevivido.

Cuando fuimos al aula de Estadística para firmar asistencia, el profesor Anders envió a mi clase a la biblioteca, nos entregarían nuestros anuarios.
Anteriormente nos habían pedido enviar un par de fotos y nos habían tomado una individual hacía dos semanas. Vi a muchas chicas retocándose el maquillaje o el peinado, incluso la porción de sus blusas que estaría en cuadro, preocupadas excesivamente, intenté no juzgar y solamente me centré en mostrar una linda sonrisa (Ignoré el comentario que hizo el fotógrafo a su asistente acerca de que mi palidez requería ajustar la luz de fondo).

La fila fuera de la biblioteca era extensa, al parecer todavía no terminaban de entregarlos a la otra clase, la de James, Alex, Emma y Stella. Pero nuestros amigos ya tenían los suyos, así que nos acercamos a ellos.

¡Han puesto dos fotos nuestras! —chilló Stella dándole la vuelta al libro para que pudiéramos verlo

En el pie de página vi que era la sección "Grupos sociales".
Una era de todos nosotros en la cafetería, en la mesa estaba el desayuno, pero aparecíamos riendo. Me desubiqué un poco, por la chaqueta que yo llevaba, me di cuenta de que debió haber sido tomada por Noviembre, eso y que James estaba sentado a mi lado, mis ojos se abrieron demasiado cuando reparé en el pequeño detalle de que su mano estaba posicionada en mi muslo, un gesto algo íntimo. Ya, que sólo la tenía ahí, solía hacer eso muy seguido y era normal verlo en una pareja, el caso es que ya no éramos pareja. Okay, sólo era un pequeño detalle, nadie le tomaría importancia, y, si se daban cuenta, no tenía porqué extrañarles. Me repetí eso un par de veces antes de inspeccionar la otra foto.

Todos sonreíamos a la cámara y nos veíamos felices, esa había sido tomada por un amigo de Dylan durante un receso, y, según recordaba, en Enero. Supuse que alguno de mis amigos la envió.
Esa foto me gustaba mucho, denotaba completamente cómo los recordaría siempre. Dylan con su sonrisa divertida y cara pícara, Stella con un sombrero y botines, Emma con su cabellera rubia y labial rojo tenue, Alex con el cabello algo despeinado y la sudadera del equipo de natación, Hailey sonrojada ligeramente sintiendo pena porque le apuntaran con una cámara y una trenza que le caía por un costado, Sabrina con una falda bastante estilizada y a mi lado, James con el cabello peinado y sus ojos verdes viéndose tranquilos, y yo, no pude evitar pensar que mi rasgo más característico era que me encontraba entre los mellizos, tal vez mi cabello y mis ojos resaltaban, pero no pude ver más allá.

SIEMPRE FUISTE TÚDonde viven las historias. Descúbrelo ahora