CAPÍTULO 2

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¡¡Violet!!

¡Hola, chicas! —solté la mano de mi novio para correr a ellas

Emma, Stella y Hailey me abrazaron fuertemente mientras soltaban chillidos.

Apártense, es mi turno —Sabrina venía detrás de James, llegó a mi lado y me pasó un brazo por los hombros

Pero si a ti te he visto anoche —le dije con las cejas en alto

¿Y qué?

Me reí mientras comenzábamos a caminar.
James se posicionó a mi lado y tomó mi mano, su hermana aún me abrazaba.

Literalmente así se podía describir mi vida en ese entonces, entre ellos dos, atrayendo la mirada de todo el mundo.

¿Cómo te fue en Inglaterra, Emma? —hablé, consciente de que el trío de chicas caminaba detrás de nosotros

Genial. Mi padre compró una casa cerca de una zona comercial en donde encontré muchas boutiques

Suena bien —le dijo Sabrina

¿Cómo les ha ido anoche? —nos preguntó Hailey

Espléndido —nuevamente respondió mi amiga

¿Alex regresó de Canadá? —le interrogó Stella

Sí. Justo a tiempo para la gala

¿Y dónde está ahora? —le preguntó James

Era una costumbre. Todos los días de instituto íbamos a la cafetería a desayunar antes de la primera clase, eso suponía llegar muy temprano, claro.

No lo sé

Obtuvimos la respuesta en cuanto llegamos a nuestro destino. Alex estaba sentado en nuestra mesa junto con Dylan.

Así nuestro grupo estaba completo.

¿Han pedido todo ya? —les preguntó Emma cuando tomamos asiento

—respondió Dylan

Hoy te toca ir a ti —le dijo Sabrina

¿Qué? No es cierto. Le tocaba a James —Dylan señaló a mi novio, que se encontraba sentado a mi derecha

No es verdad. La última vez fui yo —se defendió éste

La última vez fue Violet, luego vas tú —negó con la cabeza

Yo no fui la última —negué— Fue James

Vas tú, Dylan —rodó los ojos Stella mientras le hacía un ademán con la cabeza

Estoy seguro de que...

¡Te toca a ti! —le dijimos todos a unisono

Refunfuñó, pero se puso de pie y fue a recoger nuestros desayunos.

Pero era justo, su turno. Un pequeño sistema que nos habíamos inventado para no tener que levantarnos todos y dejar la mesa vacía. (Aunque era imposible que a alguien se le ocurriera sentarse ahí. Todos sabían que aquella era nuestra mesa).
Entonces, el orden era: Hailey, Alex, Sabrina, Emma, Violet, James, Dylan y, por último, Stella.
La persona que estaba en su turno pedía lo mismo para todos y pagaba.

¿Qué clase tenemos? —se dirigió a mí Sabrina

Economía

¿Y nosotros? —preguntó Emma

SIEMPRE FUISTE TÚDonde viven las historias. Descúbrelo ahora