CAPÍTULO 71

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Como le dije a James, yo sabía de esas cosas. Había pasado años estudiando diferentes aspectos sobre el funcionamiento del cuerpo humano, su anatomía, procesos y cambios. Dedicaba mi vida a ello, diario.

Así que, aún cuando los malestares se disolvieron al quedarme varios días en cama, como lo predije, con el consumo de vitaminas y manteniéndome hidratada... No pude evitar pensar que todo aquello se podía deber a algo más.

Es decir, yo me había convencido de que mis inestabilidades se debían a los nervios por la boda y la presión que me imponía yo misma por cancelarla, además de la culpa y la tristeza.
Ya me había ocurrido, años atrás, con la muerte de mi tía, sabía que tenía antecedentes de manifestaciones físicas negativas provocadas por fuertes emociones.

Sí, era eso... ¿De qué otra cosa se podía tratar?

Por mi departamento desfilaron muchas personas los tres días siguientes, todos querían asegurarse de que la salud de la novia estuviera bien para el gran día.

Debiste dejarme ir al trabajo —me lamenté ante mi prometido, que pasaba casi todo el tiempo posible a mi lado— Era mi último día...

Ni de chiste —se rio mientras dejaba en mi regazo la bandeja con el desayuno, me depositó también un beso en la mejilla

No es que me desagraden los cuidados que me das, pero... —hice un puchero— Tendré suficiente tiempo para descansar luego de mañana, no tenía porqué faltar hoy

Sí, sí tenías —me señaló— ¿Qué tal que todo esto ha sido porque captaste algún virus en el laboratorio? —solté una risa

O en cualquier otra parte —volqué los ojos— Yo siempre trabajo con cuidado, James

Lo sé, pero no se descarta —se encogió de hombros y me señaló el desayuno con apremio

Te comportas como mi madre... —lo fulminé mientras me llevaba a la boca una cucharada de fruta con yogurt. Escuché su carcajada

Pues claro, mi deber es cuidarte —lo dijo de una manera muy normal. Pero yo casi me atraganto con la granola, eso era... Muy tierno— Y, a partir de mañana... —su mano buscó la mía— Lo será aún más.

⚫~•⚫•~⚫

¡¡Ah, están aquí!! —chillé sólo un segundo tras haber abierto la puerta

¡Violet! —Milla me envolvió en sus brazos con demasiada fuerza

Oh, Dios, no puedo creerlo —me sentía eufórica— ¡Los he extrañado tanto! —me separé de ella— ¡Tu cabello se ve genial! —en esa ocasión, color lila

La idea era que quedara violeta —rodó los ojos— En tu honor, pero...

Oh, que linda

Y parece ser que de pronto me he vuelto invisible... —suspiró Max

¡Ven aquí! —casi lo derribo cuando salté a sus brazos

También te extrañaba mucho —se rio correspondiéndome— No adivinarás lo que cierta persona... —fue interrumpido

¡Es que no lo recordaba! —se excusó Milla

¿Qué cosa? —les pregunté

SIEMPRE FUISTE TÚDonde viven las historias. Descúbrelo ahora