CAPÍTULO 27

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Llegué a la primera clase, Inglés, aún con rastro de que había llorado (Nunca había sido de esas personas a las que se les da bien ocultarlo).
El toque ya había sonado y la mayoría de los alumnos ya estaban allí, en sus lugares, pero enfrascados en conversaciones. Mis amigos estaban ya sentados también, el primero que logró tener contacto visual conmigo fue Dylan, caminé y tomé asiento delante de él, en mi lugar.

¿Qué ocurrió? ¿Estás bien? —me preguntó con expresión preocupada

Estoy bien —negué con la cabeza

¿Segura? Sabes que puedes hablar conmigo —me habló con más suavidad y bajó el volumen

Más tarde —sorbí la nariz y asentí

¿Todo bien? —Hailey intervino, mirándome aún más preocupada

Al voltearme a verla fue imposible no chocar miradas con Sabrina, ya que estaba delante de Hailey.

—asentí— ¿Saben qué? Soy una tonta por no haberlo hecho antes de venir al salón —me puse de pie— Iré al baño, necesito lavarme el rostro

¿Quieres que te acompañe? —se ofreció ella. Negué

La clase está a punto de iniciar, no me tardo

Sin darle tiempo de insistir comencé a alejarme, salí del aula rápidamente, parecía que ya no había nadie fuera.

¿Por qué tenía que ser tan débil? ¿Por qué no sabía esconder mi dolor? ¿Por qué últimamente cualquier cosa me afectaba?

Sorbí la nariz por enésima ocasión y de pronto me di cuenta de que había comenzado a llorar de nuevo.
Paré de caminar y me recargué contra una parte de los casilleros, diciéndome que debía tranquilizarme. Otra vez, con el dorso de la mano, me limpié las mejillas.

¿Violet?

Demonios.

Bajé la mano y lo vi.
James estaba parado frente a mí.

No, no, no, no, no, no, no. Justo ahora no.

¿Por qué estás llorando? —preguntó

Yo... —las palabras no me salían— Nada, estoy bien —despegué la espalda de los casilleros

No es verdad, dime qué ocurre —negué con la cabeza

No es nada, sólo... Una pelea con mamá —alzó las cejas con sorpresa

Nunca peleas con tu madre, debió ser malo si estás así

Estoy bien —negué una vez más

Si necesitas hablar...

Soy la última persona a la que deberías consolar —lo corté— No puedo hacer esto ahora, James

¿Y tú crees que yo sí? Sólo estaba siendo amable

Joder, ¿Por qué yo siempre tenía que arruinar las cosas?

Lo sé, lo siento, justo ahora no estoy pensando bien —me pasé la mano por el cabello— Ve a clase, sólo necesito ir a los sanitarios

Me miró un par de segundos más, luego se dio la vuelta y se marchó.
Seguí con el camino que nunca debí haber detenido y llegué al baño de chicas.
Lavé mi rostro y soné mi nariz con papel higiénico. Luego me dispuse a volver a mi clase. Ya me imaginaba la mirada desaprobatoria que me echaría el profesor Holden.

SIEMPRE FUISTE TÚDonde viven las historias. Descúbrelo ahora