Capítulo 53

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#CALLE


Encerrarse en la habitación, en cuatro paredes que, en cualquier otro momento, me había parecido catastrófico, pero que en este preciso instante era el lugar más agradable, para perderme en mi submundo de pensamiento, teoría, emociones y sensaciones que soy incapaz de controlar en este preciso momento.

Mi cerebro ya ha sobrepasado los límites humanos de pensar, para saber la causa del por qué me encontraba en está situación, pero aún seguía sin respuesta. Sin mencionar que aún no soy capaz de asimilar de que alguien quiere verme muerta. Nunca molesté a nadie, y hasta esta mañana, pensaba que nadie me odiaba lo suficiente para querer matarme, pero al parecer estaba equivocada. Alguien sí me odiaba lo suficiente para querer verme muerta, tragué saliva ante ese pensamiento.

Estaba harta de vivir con miedo y con incertidumbre. Llevar una vida normal y tranquila era todo lo que deseaba, ¿Acaso era mucho pedir?. Un pequeño golpe llega a la puerta del dormitorio antes de que se abra lentamente. Me giro lentamente en la cama para encarar a quien quiera que sea la persona que acaba de entrar en la habitación.

—¿Estás bien? —pregunta María José en un susurro.¿Aparte de que hay alguien que quiere matarme? Sí, estoy perfectamente bien. Me muerdo la lengua y niego con la cabeza antes de responder.


—Estoy bien —respondo. Ella suspira y camina hacia la cama, siento que el colchón se hunde a mi lado, giro la cabeza levemente para verla sentada en el borde.

—Sé que esto es difícil de asimilar, Calle. Puedes hablar conmigo sobre cualquier cosa, ¿lo sabes verdad?, no te guardes para ti… por favor —habla con la voz cargada de súplica y preocupación. Alzo la vista para mirarlas a los ojos. —Estoy aquí para protegerte —coloca su mano sobre mi hombro y luego pasa a mi espalda, acariciando suavemente con la palma de su mano. Cierro los ojos al sentir ese cálido roce.

—Tengo miedo —confieso en susurro. —Pensé… pensé que… que había terminado…. —mi voz se quiebra, al mismo tiempo que dejo escapar las lágrimas que fácilmente recorre mis mejillas. Poché me mira atentamente con sus vidriosos ojos mientras curva una triste sonrisa, que hace que profundice el nudo que siento en la garganta.

—Lo sé, pero te prometo que haré todo lo que está a mi alcance para protegerte y mantenerte a salvo  —no sé exactamente si fueron sus palabras o su caricia lo que lograron trasmitir calma y tranquilidad a mi atormentada mente.

—Gracias —murmuro, suspirando con fuerza para volver inhalar el aire una vez más, tratando de serenarme. Me siento en la cama para poder mirar mejor a Poché. —Yo… yo solo… podemos hablar de otra cosa, quiero evitar mi realidad —María José asintió con una cariñosa sonrisa, antes de acariciar mi mejilla con su pulgar.

—Por supuesto. Elige algo para ver —se inclina hacia adelante para recoger el control remoto del televisor de la mesa de noche, aplasta mis piernas en el proceso, antes de dármelo con una pequeña sonrisa. Hasta que se puso seria de repente, observándome algo alarmada. —O hablamos de lo que quieras… solo dime lo que necesitas y lo haremos —se quedó unos segundos en silencio, y pensé que su nerviosismo era de lo más adorable.

—Una tarde de películas suena mejor  —murmuro emocionada, no iba dejar pasar la oportunidad de ver La Sirenita. No quería hablar ahora y estaba agradecida de que Poché no me presionara hacerlo.

La Guardaespaldas [EDITANDO]Where stories live. Discover now