Capítulo 54

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# CALLE

Apoyada en la barandilla de la terraza de la habitación sintiéndome refugiada en el paisaje, mientras intento asimilar todo lo que había ocurrido. Mirar las estrellas es algo que me relaja y me hace olvidar los problemas que llevo encima y que no sé cómo sobrellevar, y en este mismo sitio llevaba suficiente tiempo como para haber perdido la noción por completo, centrándome tan solo en contemplar el cielo  como un medio de escape. Tras las últimas palabras y besos compartidas con María José, quien abandonó a toda prisa la habitación solo para dar órdenes a los personales de seguridad que había en la casa, lo cual me parecía injusto. No se supone que los demás deban arriesgar su vida por los problemas de uno, pero aún así arrastran a personas inocentes a defender una vida que no es suya.

Salgo de mis pensamientos cuando escucho que  alguien se acerca  y antes de ver quien es ya lo sé, su aroma a cítrico golpea mis fosas nasales antes de que aparezca ante mi.

—¿No deberías estar durmiendo? —escucho la voz de Poché, me limito a negar lentamente con la cabeza. —¿Puedo? —preguntó. Giro el rostro para mirarla atentamente.

—Claro —contesto regresando los ojos al cielo. Unos segundos después noto la presencia de María José  a mi derecha, sintiendo como se posicionaba a mi lado.

—Te siente bien —susurró Poché, giro el rostro frunciendo el ceño sin comprender sus palabras. —La luz —aclaró señalando la luna, provocándome una sonrisa.

—Eso suena romántico —murmuré, soltando  una pequeña risita divertida.

—Soy romántica —indicó y se movió un poco para estar un poco más cerca de mí.

—Oh no. No lo eres —hablé con clara intención de molestarla un poco. —¿Qué? —dije encogiéndome de hombros. —No lo fuiste hace unas horas —aclaré al ver su rostro de indignación.

—Bueno, hace unas horas estaba desesperada, celosa y ansiosa —intenta justificarse con una mueca. —Siento no haberlo hecho mejor, pero prometo ser una novia romántica —dijo con seguridad, provocando que sonría como una tonta.

—¿Sabes? Solo estaba bromeando —le aclaro observándola con diversión y ternura, a la vez que me muerdo el labio. —Pero acepto tu promesa —pongo una mano en su mejilla y ella se inclina hacia el toque, cubriendo mi mano con la suya intensificando el toque.  —Estás cansada —susurro, al ver sus ojos cerrados.  —Deberías dormir un poco —Poché niega con la cabeza y se lleva mi mano a la boca y le da un beso suave y tierno.

—Dormiré pronto, tan pronto como te vayas a dormir —se acerca dejando un beso en mis labios. —Ahora ve a la cama y...

—¿Te quedas? —pregunté casi en un susurro, sin darle la ocasión de despedirse.

—¿Quieres que me quede? —asiento lentamente. Me abraza y yo le devuelvo, aferrándome a ella.

—Ambas necesitamos descansar —digo claramente.

Poché no respondió, simplemente tomó mi mano y me condujo a través de la habitación en absoluto silencio. Se detiene frente a la cama y con una simple mirada insta a que me metiera a la cama.

—¿Me prestas algo de ropa? —preguntó.

—Sí, por supuesto —Me meto a la cama y tiro de las sábanas hasta mi mandíbula mientras me acuesto de a lado.

La Guardaespaldas [EDITANDO]Where stories live. Discover now