Capítulo 37

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# Poché

Trato de mantener la calma pero me resultaba difícil, no tendía porqué Verónica estaba tardando tanto en llegar. Miro el celular pasa saber cuánto tiempo exactamente había pasado de que hable con ella.

—Poché —respiro hondo al verla entrar por la puerta.

—Gracias por venir... —murmuré recibiéndola con un abrazo —Estaré en deuda contigo toda la vida —susurré sin dejar de abrazarla.

—No tienes porqué agradecerme, eres mi amiga y Daniela me cae muy bien —dijo Verónica con una leve sonrisa.

—Te llevaré con el doctor —tomé su mano para guiarla. —Doctor... —le llamé consiguiendo su atención. —Ella es Verónica, es la donante.

—Llega en el momento justo, te haremos unas preguntas y unos estudios ¿de acuerdo? —preguntó el doctor, Verónica asintió. —Acompáñame.

El doctor nos guio por un pasillo muy luminoso, miré de reojo a Verónica que se mantenía en silencio lo cual era algo raro viniendo de ella. La miré con el ceño fruncido al notar su expresión de angustia y nerviosismo.

—¿Estás bien? —pregunto en susurró haciendo que sus ojos conectaran con los míos. Verónica mordió su labio inferior mientras su mano temblaba levemente y su cuerpo se volvía tenso. Definitivamente algo le pasaba.

—Sí... solo tengo pavor a las agujas —confesó con una sonrisa tímida. —Es algo tonto, lo sé pero... no lo puedo evitar.

—Estoy segura que podrás con ello —le doy una sonrisa compresiva. —Siempre puedes con todos —Verónica intentó sonreír en forma de agradecimiento pero lo único que salió fue una mueca. Llegamos en una habitación, el doctor entró y esperó que Verónica hiciera lo mismo pero en cambio ella se quedó estática, consiguiendo una mirada de confusión de parte del doctor.

—Yo... emm, lo siento —susurró Verónica dando el primer paso para poder entrar. —Es la primera vez que hago algo como esto —el doctor asintió con intención de cerrar la puerta. —¡No! la necesito como apoyo moral —Verónica me miró suplicante para que entrara en la habitación.

El doctor comenzó hacerle una serie de preguntas a Verónica, mientras le explicaba el procedimiento. Aumentando el nerviosismo de mi amiga, al parecer el doctor aún no se daba cuenta de que Verónica estaba a punto de sufrir un ataque de pánico.

—Eso será todo ¿estás lista? —preguntó el doctor. Verónica asintió acostándose en la camilla.

—Dolerá mucho —preguntó Verónica con una mueca. El doctor rio levemente.

—Espero que no —respondió con una expresión amable.

—Es mejor que cierre los ojos... —le sugerí al ver de reojo como la enfermera preparaba todo. —Te ayudara —volteé a mirar a Verónica que ya tenía los ojos cerrados.

—¿Lista? —esta vez la enfermera le preguntó.

—Sólo hazlo rápido por favor —Verónica le ofreció su brazo izquierdo.

Después de unos largos minutos por fin había terminado el procedimiento. Verónica aún seguía acostada en la camilla, la enfermera le había recomenzado que descansara por unos minutos para evitar mareos.

—Gracias... —murmuré poniendo mi mano sobre el hombro de Verónica.

—Ahora más que nunca me debes un café —las dos sonreímos. —Oh no, mejor un capuchino con muchas galletas con chispa de chocolates.

—¿Quieres algo? —pregunté alzando las cejas.

—Mis galletas... —rodé los ojos. —Agua... por ahora me conformo con eso.

La Guardaespaldas [EDITANDO]Where stories live. Discover now