Capítulo 28

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# Poché.

La sorpresa para Daniela ya estaba toda lista gracias a la ayuda de Mario y de Paula, a quién tuve que acudir a última hora.

—¿Puedes decirme a dónde vamos? —me preguntó con un puchero. Negué con la cabeza.

—No... —Calle iba a protestar pero me adelanté en hablar. —Tú tampoco me dijiste nada —le recordé, Daniela se recostó en el asiento dándose por vencida.

—Una pista —me pidió cruzándose de brazos.

—Un bosque —respondí con rapidez, no iba arruinar su sorpresa por ser débil ante ella.

—¿Bosque? —preguntó confundida, asentí mirándola para ver su reacción, tal vez no le gustaba los bosques. —¿Ya vamos a llegar? —volvió a preguntar esta vez emocionada.

—De hecho ya llegamos —suspiré aliviada, antes de aparcar el auto. —Es una cabaña que rente —mencioné al ver en dónde estaba su mirada.

—¿Cómo? —preguntó antes de bajarse del auto.

—Me ayudó Mario —confesé cerrando la puerta del auto. Daniela me miró sorprendida. —¿Entramos?

—Por supuesto —dijo tomando mi mano para poder entrar en la cabaña. —Es hermoso, y yo que comenzaba a odiar a Mario —reí por su confesión.

Al entrar en la cabaña me quedé igual de sorprendida que Daniela. Me quedé observando la cabaña como Calle, las dos sonreímos como unas tontas. Gracias a Paula teníamos una cena romántica.

—¿Te gusta? —pregunté emocionada.

—Estás bromeando ¿no?, esto es hermoso —comentó con una sonrisa encantadora.

—Bien, ahora disfrutemos —murmuré, arrastre la silla para pedirle que se sentara en ella. Daniela sonrió antes de hacerlo. —Bueno tengo que admitir que recibí un poco de ayuda en esto —me referí al menú, mientras comenzaba a servir en el plato.

—Me parece muy bien, así aseguro mi bienestar... —la miré indignada ante su comentario. —¿qué? —preguntó con una sonrisa inocente, negué divertida no iba a protestar porque sabía que iba a salir perdiendo.

—Sólo espero que Paula cuide nuestro bienestar —comenté.

Al terminar de servir me senté en la silla para comenzar a comer, realmente Paula se había lucido con el menú que había elegido. Daniela y yo estuvimos hablando de lo nuestro en como seria cuando regresáramos en los Ángeles, ella aún no estaba de acuerdo en esconder nuestra relación.

—Daniela pasé lo que pasé nunca dudes que estoy loca mente enamorada de ti —murmuré preocupada por lo que podía pasar cuando descubriera todo.

—Jamás lo haría —dijo tomando mi mano. —¿por qué lo dices?

—¿Te molesta? —cuestioné, Daniela negó con una sonrisa.

—No, sólo que me asusta en la forma que me lo dices... es como si fuera a pasar algo —asentí ante su respuesta.

—No sucederá nada —dije con una media sonrisa.

Daniela se puso de pie y se acercó a mi para sentarse sobre mi regazo. Mi miró tan profundamente que no pude evitar ponerme nerviosa al ver cómo me miraba sus ojos, sonreí tímidamente.

—Te amo —dijo acariciando mi mejilla, no me dio tiempo de decir algo porque comenzó a besarme con tanta delicadeza. Sentí como si estuviera a punto de explotarme el corazón, la abrace sin romper el besó.

La cena había terminado no había ni una necesidad de seguir en la mesa, comencé a tomar el mando esta vez me tocaba a mi llevar el mandó. Puse alrededor de mi cintura las piernas de Daniela antes de ponerme de pie, comencé a dar pasos para llegar en la cama los brazos de Calle estaba alrededor de mi cuello mientras que las mías estaban vagando sobre su trasero.

La Guardaespaldas [EDITANDO]Where stories live. Discover now