Capítulo 50

22.6K 1.1K 110
                                    

#CALLE

Abro la puerta de su auto y me subo de copiloto, cuando la enciende ella se remueve nerviosa, y supongo que piensa que iniciaré una conversación en el auto. Pero no tenía en mente hacerlo. Me abrocho mi cinturón de seguridad, esperando que ella haga lo mismo.

—Conduce, no hablaremos ahora —digo evitando poner los ojos en blanco. Ella se remueve incómoda.

Durante varios minutos en silencio ella conduce un poco tensa, mirando cada vez que puede el retrovisor, y finjo no notarlo pero la verdad su intranquilidad consigue ponerme nerviosa. La miro sin entender, tal vez hablar conmigo no era lo que le causaba su estado de nerviosismo. El silencio es incómodo y pesado, Poché está concentrada en el camino y no dejo de asumir que le pasa algo y no me quiere decir. Mis ojos se dirige a la ventana mientras intento mantener mi mente ocupada en cualquier lugar aunque por ahora eso parece imposible, ambas estábamos simplemente meditando la situación, supongo.

—Perdóname —dice Poché en voz baja, mientras mantiene sus ojos en el camino.

—No tienes porque disculparte —hablo con severidad mientras ella entra al estacionamiento del edificio. Puedo notar la tensión en el ambiente pero no puedo hacer nada.

—Sabes que sí. No debí haber renunciado sin habértelo dicho. Debí hablar contigo primero —dice mirándome de reojo. Me escojo de hombros aparentando indiferencia, pero fallo completamente.

—Solo dime por qué —digo dolida bajando la mirada. Poché soltó un suspiro, mientas aparca el auto en el lugar.

—Tenemos una  conversación larga… vamos adentro —dice con una débil sonrisa. Asiento bajando del auto, ella hace lo mismo.

Poché cerró  la puerta para luego activar la alarma. Ella extendió una mano mientras me alcanzaba, y sin pensarlo dos veces la tomé con cautela sin saber qué esperar. Entrelazando mis dedos con la suya, comenzamos a caminar hasta el ascensor del edificio, la puerta se cerró detrás de nosotras. El viaje al ascensor fue terriblemente lento, María José ha permanecido en silencio todo el tiempo y no intento cambiar la situación. La puerta del elevador se abrieron y caminamos hasta su piso. Poché soltó mi mano de la suya y abrió la puerta, se hizo un lado indicándome que entrara primero. Hice lo que me pidió y comencé dar paso hacia el interior.

—Bien… supongo que podemos hablar ahora —la miro con desesperación y terror a su respuesta. Estaba empezando a desesperarme de todas las posibilidades que había creado mi mente. Pero sólo llego a la conclusión de que había visto el beso. —Lo viste, viste el beso, ¿cierto? —pregunto. Su rostro se endurece. 

—Sí —habla de forma severa, mientras la tensión se extendió por su mandíbula tensa. Con pasos largos y cautelosos me acerco un poco hacia ella. Trata de desviar su mirada de la mía pero se lo impido.

—Poché…yo no la besé…

—Lo sé —sus palabras me sorprende. —No fue por ese beso que renuncié —toma aire y continúa. —Aunque no voy a negar que me ayudó a tomar la decisión.

—¿Entonces? —no pude ocultar la súplica en mi voz, mientras miro hacia otro lado intentando ordenar las ideas que surge en mi mente. La incertidumbre me estaba matando. Respiro hondo e intento comprender y entender pero de alguna manera no puedo hacerlo. Es tan complicado saber que está realmente ocurriendo justo ahora. Espero pacientemente a que hable sintiendo mi corazón golpear mi pecho con rapidez, por el desespero que poco a poco se expandía por mi cuerpo.

—No necesito seguir siendo tu guardaespaldas…  —sus palabras me succionan el aire de los pulmones como un puñetazo en el estómago. Apreté mis labios en un fina línea, obligándome a no llorar enfrente de ella. Había venido en busca de una explicación y lo he conseguido. Aunque nunca debí suponer que su explicación sería algo bueno. Sus palabras me dejaron claro las cosa y ahora podía marcharme, mis pensamientos se cortaron cuando Poché habló.

La Guardaespaldas [EDITANDO]Where stories live. Discover now