Capítulo 44

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#Calle

Mi corazón se detuvo en cuanto la escuche. La mire por unos segundos atónica, convenciéndome de que había escuchado mal.

Ella no puede renunciar...

Esto era mi culpa. Yo había creado esta barrera entre nosotras, y ahora ella se iba a ir y no había nada que pudiera impedirlo.

—Pero... ¿por qué? —fue lo único que pude decir.

—Las personas que estuvo todo este tiempo detrás de las amenazas y todo lo malo que le sucedió a tu familia y... a ti, están detenidos —comienza a decir sin apartar la mirada de mí. —Todo terminó Calle, recuperaras tu vida normal —dice sonriendo de medio lado.

No sabía cómo sentirme por lo que acababa de contar. No estaba lista para regresar a mi vida normal, no sin ella. La necesitaba a mi lado, la necesitaba en mi vida. Dejó salir un suspiro, con solo pensar en la posibilidad de no volver a verla me tiene completamente desesperada. Aclaré mi garganta antes de hablar.

—¿Ellos... no volverán a salir? —mi voz apenas salió, ya no quería sentir miedo, estaba cansada de sentirme insegura en cualquier lugar hasta en mi hogar. Y sí, una parte de mí estaba feliz por la noticia, y la otra parte estaba angustiada al no volver a ver María José.

—Estoy segura que Germán no lo permitirá —me dice sonriendo tiernamente y de manera compresiva. Asentí, aun sin asimilar bien las cosas. Es decir, hace unas horas estaba disfrutando de una mañana tranquila lo cual había dejado de disfrutar hace tiempo, todo estaba yendo genial pero como siempre duro poco tiempo.

Primero aparece Karol arruinando un buen momento, luego Poché y yo discutimos por mi culpa porque tuve la maravillosa idea de hablar con mi ex antes de hablar con ella. Y por último me entero que ella ya no será mi guardaespaldas. Definitivamente el mundo estaba en contra.

Muchas emociones se elevaron en mí... alivio, esperanza y angustia. Mi mente estaba sobre cargado. ¿Qué sucederá ahora? Poché ya no sería mi guardaespaldas ¿Ella cuidará a otra persona?.

—¿Qué piensas? —pregunta pensativa como si estuviera intentando leerme.

—Nada —mentí, no podía decirle que con solo pensar de que tenía que cuidar a otra persona que no sea yo, me ponía de mal humor. No podía ser tan egoísta.

Sabía que estaba decepcionada de que no hubiera dicho otra cosa y yo también lo estaba. Su ojos llenos de decepción y tristeza me confirmaron la afirmación anterior haciéndome sentir miserable. Tomo una respiración profunda y tuve la sensación de que estaba analizando toda la situación.

—En ese caso, si me necesitas... —su voz sonó distante. —Estaré en mi habitación haciendo una llamada —ella me miro unos segundo esperando que dijera algo, al no hacerlo se puso de pie y salió de la cocina.

Bien, algo mal había hecho de nuevo, estaba a punto de pensar que el universo estaba conspirando en mi contra. Ella estaba molesta y tenía derecho para sentirse de ese modo, todo lo que hago es confundirla y lastimarla. Me dirijo a mi habitación mientras llamo a la única persona que conoce todas las estupideces que he hecho, y gracias a Dios ella enseguida responde.

—¿Paula? necesito hablar contigo —hable algo desesperada.

Quería verla y escuchar sus consejos que a veces eran realmente bueno y otras veces eran simplemente absurdos, pero hablar con alguien sobre lo que te sucede siempre es bueno.

—¿Te paso algo? —no, pero hoy pasaron muchas más cosas de las que te imaginas, pensé, pero no dije nada. —Voy a llegar en momento —dice ella con la voz llena de preocupación.

La Guardaespaldas [EDITANDO]Where stories live. Discover now