Capítulo 38

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# Poché

—No tienes la culpa de nada —dijo casi inaudiblemente, su mano fue a mi mejilla y lo acarició con delicadeza limpiando las lágrimas que habían caído. —Yo también... —volvió a decir con esfuerzo, la miré confundida sin comprender. —Te extrañe —ella sonrió débilmente.

Sonreí más ampliamente mientras recorría con mi dedo su mejilla, llegando hasta sus labios queriendo besarla. Necesitaba hacerlo, me acerque lentamente mirándola a los ojos buscando alguna señal de objeción de su parte al no encontrarlo la bese con total suavidad y lentitud.

—Me diste un gran susto —dije después de que lograra alejarme con mucha dificultad de sus labios. Su mano seguí en mi mejilla la cual sostenía contra mi rostro, asegurándome de que no perdiera su contacto.

Daniela me miró analizando detalladamente los pequeños cortes que tenía en el rostro. Cerré los ojos disfrutando de su caricia hasta que se detuvo de repente, abrí bruscamente los ojos para saber el motivo de que se detuviera. Su mirada estaba puesto en el vendaje que tenía en mi brazo de pronto sus ojos empezaron a nublarse, hasta que una lagrima cayó por su rostro.

—Estoy bien... —murmuré con una sonrisa no muy convincente, ella solo se quedó mirándome sin quedar del todo convencida. —¿Tú cómo te sientes? —pregunto de repente preocupada.

—Adolorida y con... —dice haciendo una mueca. Intentó moverse, pero la detuve sujetándola del hombro.

—No te muevas. Iré a buscar al médico —la interrumpo. Salgo de la habitación en busca de un médico sin esperar una respuesta de parte de Calle.

Encuentro a uno a mitad del pasillo y lo tomo del hombro, no se trataba exactamente del doctor que estaba a cargo de Daniela pero era uno al menos.

—En la sala 6, la paciente despertó —digo emocionada. El médico me mira sin comprender lo que estaba sucediendo.

—Tranquila, llamaré al doctor encargado de la paciente —asiento dejando ir al doctor y entro de nuevo a la habitación.

Daniela me mira con una sonrisa. Es increíble como pude hacerme sentir con solo mirarme, me acerco a ella y beso su frente. Me sobresalte cuando la puerta se abrió de la nada.

—¿Qué sucede?... Daniela —Juliana nos mira asombrada y feliz al ver a su hermana despierta. Calle sonrió levemente y estira su mano hacia ella, Juli sin dudar se acerca. —Nos diste un gran susto...

—No fue mi intención —murmura Calle. —¿Qué tanto me pasó? —pregunta confundida.

—Una pierna rota, un golpe muy fuerte en la cabeza, a causa de ese golpe estuviste en un quirófano... —abrí los ojos sorprendida a escuchar a hablar a Juliana sin ninguna delicadeza. —También perdiste mucha sangre y... —lancé una mirada de súplica a Juliana al ver el rostro de Calle, ella no parecía capaz de articular una palabra.

—Estuviste muy grave —comienzo a hablar. —Y necesitabas una transfusión. La donación era sumamente necesaria, estábamos todos desesperados por encontrar a un donante y gracias a Dios lo encontramos —terminó de contar espero una reacción de parte de Calle.

—Estamos muy agradecida con la señorita Verónica —comentó Juliana.

—¿Verónica? ¿Tú amiga? —me preguntó directamente a mí. Asentí. —¿Ella me ayudó? —estaba sorprendida y la entiendo ella aÚn no conocía a Verónica como yo lo hago.

El doctor entra en la habitación e interrumpe nuestra conversación, nos mira a Juliana a mí de forma neutra. Al parecer no le agradaba que estuviéramos aquí.

La Guardaespaldas [EDITANDO]Where stories live. Discover now