#CALLEEl viaje fue tranquilo, a menudo observé como Poché, fruncía el ceño por la concentración o por las indicaciones. No sé exactamente a qué se debía sus expresiones, solo sé que de toda forma era linda.
—A la izquierda —indiqué con tranquilidad, la cual no duró mucho al notar mi error. Con los ojos muy abierto, me di la vuelta para ver a Poché. —¡No!. Es a la derecha. ¡Poché, a la derecha! —el auto cambió de carril justo a tiempo. Y miré a mi novia con una fútil expresión de espantó.
Afortunadamente, ella tenía la experiencia y no mostró un signo de terror. No perdió la calma que se necesitaba en estos casos. Mis dedos se aferraron al cinturón de seguridad. Mientras Poché conducía, con ambas manos agarrando con fuerza el volante ahora.
—Todo sería más fácil si pongo la ubicación en el GPS —espetó Poché poniendo los ojos en blanco como si estuviera frustrada.
Bien, no estaba muy calmada como pensé. Estoy un poco ofendida por sus palabras, pero debería haber esperado eso. Cruzo los brazos y hago un puchero astuto. Lista para contraatacar.
—Dime, tienes algún problema con mi forma de dar instrucciones —pregunto alzando las cejas.
Poché no podía juzgarme por un pequeño error. Todo lo que tenía que hacer era seguir mis instrucciones mientras conducía, hasta ahora lo estaba haciendo muy bien. Así que no entendía cual era el problema.
—No amor. Solo la próxima vez, no trates de matarnos —murmuró mirando por el rabillo del ojo con una sonrisa de suficiencia. Rodé los ojos.
—Lo intentaré, cariño —digo en un tono asertivo.
Poché seguía concentrada a la carretera, pero estaba vez fruncía el ceño cada vez más. Y esta vez estaba segura que no sé trataba por las indicaciones que le daba.
—¿Todo bien? —pregunto mirándola.
—Sí, solo estoy preocupada. Sigo pensando que no es una buena idea —asentí entendiendo su punto, aunque no compartía con ella su pensamiento.
—Mira. Solo será unos minutos y luego regresaremos a casa. —expliqué. —Es aquí. —Avisé señalando el lugar.
El auto giró a la derecha y nos llevó a un estacionamiento. Poché detuvo el auto después de echar un vistazo a nuestro alrededor. Salí del auto justo antes de que lo hiciera María José. Silenciosamente me siguió mientras vigilaba nuestro alrededor. La forma en que apenas se escuchaba sus pasos, su respiración tan constante y tranquila, me recordó lo buena que era en su trabajo.
Busqué a Karol entre las personas que estaban en el restaurante. Mientras mi novia seguía estudiando o analizando el lugar.
—La encontré —informé. Me detuve y me volví hacia Poché, quedando frente a frente. —Escucharé lo que Karol tiene que decir y volveré —le digo, dándole un beso fugaz.
—Oye, oye, oye espera —dijo deteniéndome, mirándome con una sonrisa tensa. —¿Voy a quedarme aquí? —asentí. —Daniela, ese no era el trato. Me dijiste que no me alejaría de ti ni un momento. —comentó completamente seria. Tragué saliva.
—Sí pero... —solté un suspiro, preguntándome si debería ser realmente honesto con ella. —Voy a estar incómoda y nerviosa todo el tiempo —murmuré espantada, mientras un posible escenario de lo que podía ocurrir estando las tres juntas en una mesa se colaba en mi mente. —Eso será muy incómodo —concluí. Poché simplemente rodó los ojos.
—Daniela, deja de...
—Confía en mi —la interrumpí. —Por favor, por favor —supliqué. Pensando si era buena idea hacer un puchero enfrente de muchas personas. De toda forma decido usarlo a mi favor.
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La Guardaespaldas [EDITANDO]
RomanceDaniela tenía una vida normal como cualquier chica de su edad, hasta que los problemas comienza a llegar a su vida, cuando su padre recibe una amenaza de muerte y decide contratar a un guardaespaldas aunque su hija se niegue aceptar protección. Marí...