Capitulo trece | Aclaraciones
— ¡Eres un jodido puto maniático! ¡No puedo creer que me hagas hecho esto! —chille mirando a la puerta como si lo mirara a él, mientras retiraba mi calza negra húmeda—. ¡Espero que un puto árbol se parta sobre tu cabeza y te cagues muriendo! ¡Bailare sobre tu maldita tumba recordando esto! ¡Maldigo el puto día en que naciste Dalton y también...
—Sabes Dulce, cuando te pedí que me hablaras para que yo supiera que no escaparas del baño, no me refería a esto exactamente—me corto hablándome—. Y lamento lo que paso, no creí que la situación fuera tan... frágil.
— ¡Estoy embaraza, imbécil! Es más que obvio que si tengo que hacer pis, lo tengo que hacer en el jodido momento.
—Lo siento de veras—murmuro—. ¿Es muy mala la situación?
— ¡Vete a la mierda con tu situación! —el chillido que solté seguramente me hizo parecer muy loca—. ¡Me acabo de hacer en mis jodidos pantalones idiota! ¿Qué tan de mala crees que es la situación? —asqueada deje mi calza en el lavamanos público.
—Solo lávate Dulce, ya mande a comprarte algo para que puedas salir de este lugar.
—Gilipollas—dije antes de empezar a echarme agua y jabón en mis piernas y partes.
No hable más como Dalton me había pedido o prácticamente ordenado antes de que me encerrara en el baño de mujeres, pobres de aquellas que tuvieran ganas y vean que no podían entrar, porque literalmente me adueñe de todo el baño.
Solo tuve que esperar unos minutos parada antes de que la puerta fuera tocad ay se abriera lo suficiente para ver una bolsa de tienda, las bragas y jean dentro me hicieron hacer una pequeña mueca.
Claramente el que compro la ropa fue una mujer, una mujer que no pensó que casi llegaba a mi octavo mes de embarazo. Pues el pequeño hilo que ahora estaba entre mis manos no se asomaba ni un poco a unas bragas cómodas. Y el jean extremadamente ajustado negro era de la talla que usaba mucho antes de estar embarazada.
Esto no iba a funcionar.
— ¡Oye, Dalton! ¿Puedes hacer algo por mí? —pedí.
— ¿Qué?
—Ve a recepción y pregunta si hay algo en cosas perdidas que pueda entrarme, porque aunque puedo ser muy pequeña esto que me trajeron es para alguien que no come. ¡Y no escapare—espete antes de que dijera algo de eso—. Estoy prácticamente desnuda!
Tuve que evitar reírme cuando me trajo una falda acampanada corta, que aunque me entro, no era mi mejor opción y aún menos considerando que en algún momento perteneció a alguien más y ve a saber porque la dejo aquí. Salí del baño descalza mientras acariciaba mi abultado y expuesto abdomen, el top negro que cubría mis pechos había tenido suerte y nada le había pasado.
