Capitulo cuarenta y ocho | Verdades I
Espere pacientemente, aunque la verdad ya no había nada de paciencia en mí, a que Dalton siguiera hablando. Por un momento, después del largo silencio, creí que el simplemente no hablaría más.
—Ella y Demian, eran parejas destinadas—guarde silencio—. Así como tú y yo, nuestra relación, ellos la tenían.
Por un instante solo por el momento, pensé en lo que sería mi vida sin Dalton, mi vida con el muerto. Y la desesperación que me agarro, combinada con el vacío que sentí, fue abrumadora. Fueron ahogante, como si no pudiera seguir.
No me gusto en absoluto, que solo el simple pensamiento me hiciera sentir tanto, entonces ¿Qué seria si fuera verdadero?
—Esta manada, pertenecía a mi abuelo—al instante se me vino a la mente, el día que el mismo me dijo que su abuelo le había heredado este lugar—. Cuando Demian y yo fuimos lo suficientemente mayores, nos trajeron aquí. Desde niños supimos que el seria el jefe de este lugar, pero cuando llego el momento, mi abuelo nos trajo a los dos—no pude evitar girarme para quedar boca arriba.
—¿Conocieron a Rebecca aquí?
—No—no pude evitar sentir el noto de su voz, añoranza—. De hecho, fue una mañana cuando decidimos ir más allá del bosque. Recorrimos kilómetros, nos divertimos mucho. Cuando íbamos a volver, encontramos un pequeño pueblo.
—Creí que no había nada cerca de aquí.
—Ya no está de todas formas—informo—. El la conoció ese día.
—Era humana—recalque.
—Una humana pequeña e ingenua—puntualizo—. Se suponía que como siempre, Demian debía dejarla. Y ese día lo hizo, volvimos a casa y todo estaba como siempre.
—Él te mintió, ¿verdad?
—Mucho—concedió—. El la vio en secreto durante semanas, la enamoro tanto, que cuando le dijo lo que éramos, ella simplemente lo acepto.
—Seguramente para entonces, ya lo habrá amado—murmure recordando las miles de sensaciones que uno sentía con el otro.
—Para entonces, ya había pasado un año. Mi abuelo nos comunicó que le cedería el mando a Demian, pero antes haría un periodo para guiarlo. Y ahí, él se dio cuenta que pasaría mucho tiempo alejado de ella, así que la trajo—suspiro—. No paso mucho desde entonces, hasta que se embarazo.
—¿Dónde está la niña? —no pude evitar preguntar—. ¿Cristal esta con Demian?
No pude escuchar una respuesta, tampoco pudo dármela, puesto que en ese preciso momento Dean decidió captar toda nuestra atención. Escuche su lloriqueo leve y no paso mucho cuando estuve caminando a su cuna.
