17 | Correos

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Capítulo diescisiete | Correos.



Termine de abrochar el jardinero de jean antes de sentarme en la cama y acariciar mí vientre. Era extraño tenerlo abultado y pensar que dentro tenía una vida. Faltaban dos semanas para cumplir los seis meses de embarazo, tenía que hacerlo pronto, puesto que ya no me podía mover con mucha facilidad como antes.


—Dulce—mire a la puerta cuando Dalton toco y me llamo.


—Ya voy—anuncie antes de enfundar mis pies en las cómodas pantuflas, últimamente andaba mucho en ellas.


Al final sí iba a ayudar al maldito mal nacido a pintar la estúpida habitación, después de todo en verdad ya no tenía mucho que hacer puesto que debía bajar el nivel de compras hasta tener todo listo y el leer ya me estaba cansado, ya que los terminaba rápido.


El ayudarlo sería algo "benefactorio" para mí, puesto que no solo lo despistaria un poco, sino que también podría saber más del ser que me amenazó con quitarme a mí propio hijo.


Era algo doloroso, tal vez, o no sabría cómo llamarlo, pero era un gusto, amargo el pintar para los planes que él tenía. No era bonito, puesto que se veía lo retorsido que sonaba apenas lo pensaba.


Un secuestrador que teniente a su rehén en una habitación—lujosa— de su propia casa, que le da comodidades—porque eso debía admitirlo— y que le deja hacer lo que quiere en sus límites.


Raro.


¿Me habré encontrado con un desquiciado maniático realmente?


No lo sabía, puesto que se veía alguien perfectamente normal. Salvo por sus tendencias amenazantes. Eso era algo agobiante.


—Procura no sobreesforzarte—asentí lentamente antes de empezar a pasar la brocha por la pared desnuda.


A decir verdad, no sabía cómo tomarme esto. Toda la casa, o parte de ella que conocía estaba revestida en madera, piedra o sus colores eran blanco o cafés. Eran un poco masculinas, pero quedaban con el estilo rústico de la casa.


Pero esta cuarto, al igual que mí habitación, parecían sacados de otra casa completamente diferentes. En colores claros, con toques modernos y mucha luz.



El color crema con un suave tono a marrón apenas notable, no era algo que personalmente habría escogido, considerando que aún no sabía que sería y que en caso de una niña, este color no quedaría muy femenino, pero quién era yo para decir eso.


Después de todo daría mí vida de ser necesario, pero no dejaría que me apartarán de mí bebé.


—Eres buena en esto—sonreí sin apartar mí vista del trabajo. 


Tendremos un Bebe-LoboDonde viven las historias. Descúbrelo ahora