45 | Fotos

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Capitulo cuarenta y cinco | Fotos


—Entonces tal vez deberíamos llevar algo todos—mire con curiosidad a Bárbara—. No creo que, con solo un grupo, podremos abastecer a todos.


—Es cierto—mi mirada viajo a Anna.


—Bien—no pude evitar mirar mi propia mano temblar mientras anotaba en mi libreta—. Dividamos entre grupos las partes, entrada, cena y postre.


Conté exactamente los veintidós minutos que tardamos entre todas para ponernos de acuerdo con respecto a los preparativos para lo que serían la fiesta lugar.


En sí, no era una celebración extremadamente importante, pero eran costumbres muy apegadas por todos los miembros de la manada, por lo que era algo de lo que debería encargarme.


Respire profundamente mientras veía salir una a una a cada mujer de la manada de la casa. Mañana tendría la misma reunión con el segundo grupo y así hasta hablar con todas.


Un leve temblor recorrió mi cuerpo cuando estuve completamente segura que no había nadie cerca para verme y comprobé que la puerta de la entrada había sido cerrada.


En pasos apresurados llegue a la cocina y una ansiedad se apodero de mi cuando al servirme un vaso con agua, el tintineo de uno de mis anillos contra el vaso me demostraba el gran temblor que se estaba apoderando de mí.


Dalton.


Dalton.


Dalton.


Su imagen iba y venía una y otra vez de mi mente, podía recordar perfectamente el nivel de tono de su voz, cada pequeño tramo de su rostro y su cuerpo era repetido una y otra vez en mi mente.


La respiración lentamente se me fue haciendo cada vez más dificultosa, me apoye contra la mesada de la cocina sintiendo cada parte de mi cuerpo gritar, pedir, rogar y solo por una sola cosa.


Persona.


Dalton.


Cuando mis piernas empezaron a temblar, la abstinencia volvió a apoderarse de mi cuerpo, mi mente se nublo y sus brazos me capturaron en el momento justo en que iba a ceder.


Respire profundamente repetidas veces mientras los brazos de Dalton me rodeaban desde atrás. Mis manos aun temblorosas tocaron sus antes brazos una y otra vez, hasta que estuve más que consiente de que verdaderamente era él.


—Calma—una tranquilidad me recorrió cada parte de mi cuerpo cuando su voz lleno el horrible silencio del lugar—. Respira—hice lo que su voz me ordeno volviendo a ser cociente de todo a mi alrededor—. Estoy aquí Dulce, aquí estoy—parpadee varias veces volviendo a sentir todas las partes de mi cuerpo, siendo capaz de controlarlas.

Tendremos un Bebe-LoboDonde viven las historias. Descúbrelo ahora