Capítulo 6 | La carpeta.
— ¿Si sabes, que esto no es normal, verdad? —cuestione mientras caminaba cercas de las estanterías mirando el título de cada libro, muchos eran historia de fantasías antiguas.
—Supongo que desde tu punto de vista, no lo es—admitió Dalton sin apartar la mirada de la pantalla de su portátil—. Aunque desde ya te digo, que no quiero que te deprimas Dulce—tome un libro—. Sé que todo es raro y que seguramente intentaras huir, pero no puedo dejarte ir con mi hijo dentro tuyo.
—También es mío—señale—. Y no te lo dejare.
—Aun falta seis meses para el parto—ignoro lo que dije—. Dime, ¿Qué haces usualmente?
— ¿Eres estúpido, o qué? —Mi vena maligna palpito cuando lo vi fruncir su ceño y apretar sus labios—. No me quedare seis meses aquí, no lo esperes.
—Según tu expediente te gusta la pintura, el arte—murmuro por lo bajo después de suspirar.
—Qué más da—tome otro libro—. ¿Por qué tienes tantas historias de fantasías? —cuestione.
—Son libros antiguos de mi familia.
— ¿Los heredaste? —alce mis cejas.
—Algo así.
Bufe antes de tomar otro libro que me llamaba la atención, eso de estar en el mismo cuarto que Dalton, no era psicológicamente bueno. ¿Estar en la misma habitación que el hombre que te mando a secuestrar?
Extraño.
—Dulce—salí de mis propios pensamientos y me gire rápido, di un paso atrás cuando una pared de músculos enfundados en una camiseta muy ajustada me dio la bienvenida.
— ¿Qué? —fruncí mi ceño levantando la mirada.
— ¿Quieres salir afuera? —me sonrió sin mostrar sus dientes.
Esto era raro, hacía tres días estaba aquí y miles de caras le he visto a ese hombre. La neutra, la buena, la "dominante" y la tranquila. Tenía muchas teorías para todo esto, o a él le fallaban varios tornillos o se había golpeado en la cabeza muy fuerte.
—Qué más da—suspire ruidosamente antes de caminar a una de las mesas y dejar los libros elegidos ahí.
Hubiera jurado que negó a mis espaldas antes de caminar a la puerta conmigo siguiéndolo detrás.