26 | Pistas

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Capitulo veintiséis | Pistas


No podía apartar la vista del espejo del baño, habían pasado seguramente más de tres minutos y yo aún no podía no dejar de verme a mí misma.


Asustaba.


Me tenía muy asustada el hecho de que varias zonas de mi vientre, mi cintura y espalda bajas tenían pequeñas manchas, pequeños moratones que nunca me había hecho.


La verdad es que uno mismo no se da cuenta de cambio propios, puesto que día a día se ve, y día a día está prácticamente igual. Es por eso que no nos damos cuenta, pero yo lo hice.


Ahora mismo, buscando mil respuestas a la aparición de estos hematomas en mi piel, podía verme mucho más flaca de lo que estaba, sí, mi vientre estaba creciendo correctamente, mis caderas estaban más anchas y correctamente proporcionadas, al igual que mis pechos.


Pero veía mis manos más "huesudas", mis brazos ya no rellenaban mi pijama como solían hacerlo, mi rostro no se veía como siempre, sino menos relleno, hasta mis mejillas habían bajado su forma.


Había leído miles de libros, blog, folletos, todo. Pero ninguno de ellos me decía que esto era mínimamente normal, nada de lo que me estaba pasando me cuadraba.


Cuando por fin pude apartar mi vista de los tonos liliáceos que cubrían parte de mi piel, me cubrí con la bata y salí del baño. Recién estaba amaneciendo y usualmente me levantaba cuando ya todos estaban despiertos, es más, siempre era la última.


Decidí bajar a la cocina sin arreglarme solo a buscar agua, además de paso llevaba la tasa de té que tomaba todas las noches. La preocupación estaba latente, no sabía muy bien a quien dirigirme.


Mientras estaba sirviéndome el vaso con agua, notando que nadie se había levantado puesto que no había ni movimiento en el piso de abajo, no pude evitar asombrarme cuando la puerta que daba al patio se abrió y el cuerpo de Dalton me saludara.


No supe que hacer en su presencia, aun más considerando lo que me enteré ayer. ¿Cómo debía tomar esto?


—Sí que has madrugado—podía notar un atisbo de sorpresa en su voz—. ¿Sucede algo?


Si, sucede que me he levantado sintiendo los movimientos bruscos del bebe y sin querer me di cuenta que me he lastimado en varios lados de mi vientre y aun no sé cómo.


—insomnio del embarazo creo—sentí un leve movimiento del bebe cuando se acercó a mí—. ¿Y tú?


—Me gusta correr.


Aun cuando no respondí y quedamos en un incómodo silencio, su mirada no me dejaba.


—¿Segura está todo bien? —baje mi mirada al vaso de agua en mis manos antes de mirarlo fijamente y asentir—. Dulce quiero hablar contigo sobre nuestra última conversación.

Tendremos un Bebe-LoboDonde viven las historias. Descúbrelo ahora