Capitulo cincuenta y uno | Sentimientos
—Dean acaba de despertarse—mire a Dalton cuando lo dijo.
—¿Puedes ir?
—Claro—asintió antes de clavar su mirada en la mesa—. ¿Está bien que...
—Estaré bien Dalton—le intente dar una sonrisa cuando beso mi cabeza y salió de la biblioteca dejándome sola.
Seguramente no volvería en varias horas, o hasta que yo me acercara a él. Estas últimas semanas Dalton y yo habíamos hecho un gran avance en muchos aspectos de nuestra relación.
Habíamos retomado la vieja rutina como siempre, pero se sentía diferente y puede que era porque sabíamos que la confianza estaba. Y amaba eso, amaba no tener dudas al respecto de nosotros.
Dean estaba mucho más grande, en estos últimos cuatro días habíamos decidido mudarlo al cuarto que durante mi embarazo habíamos preparado, era raro despertarme y no ver su cuna. Pero Dalton me aseguraba constantemente que él estaba bien, y en caso de que despertara el me avisaba.
Una vez a la semana hacíamos un recorrido nocturno por el bosque con Dean, mi pequeño bebe-lobo amaba recorrer esos territorios. Y cuando tenía a alguien cerca, caminaba por los alrededores del bosque con Dean en brazos.
Hacia mucho tiempo que ya no veía a Demian, pero no era como si quisiera encontrarme con el hombre que mató a su mujer, por "culpa" de Dalton. No podía encontrar otra palabra, aunque no fuera su intención, mis pensamientos me decían que, si Rebecca se fijó en él, fue por algo.
Pero no eran ideas que quería pensar en profundo, el pasado ya se había descubierto demasiado para mí, y lo que encontré no solo me advirtió que Demian eran peligroso, sino que tal vez pude haber estado en peligro.
No era ingenua, él se acercó por algo, estaba segura de eso. Y tenía miedo de mis propios pensamientos al buscar posibles hipótesis sobre la situación.
Suspire despejando mi mente de absurdas cosas y mis ojos volvieron a los papeles que tenía sobre la mesa, no fue una petición directa, pero le había dicho a Dalton que quería leer esta pequeña carpeta. Creo que era algo que quería ver por mis propios ojos, algo que indudablemente me haría mal, pero que me demostraría el avance que había en mi vida con ellos presentes.
Dulce Coleman.
Huérfana.
Adicta.
Anfetamina, cocaína, crack, metanfetamina, heroína...
Miles de palabras así estaban resaltadas en negro. Gritando claramente el tipo de persona que determine ser por unos años. El cliché de la huérfana adinerada enterrándose en mierda.