43 | Hambre

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Capitulo cuarenta y tres | Hambre


—No pareciera que estuvo lloriqueando toda la noche—dejé de ver a Dean y me encontré con los ojos de Dalton.


—El dolor es solo por el momento, Dulce.


Suspiré recostándome sobre mi antebrazo cuando empecé a sentir el calambre en mi muñeca por sostener el peso de mi cabeza. Solo faltaban alrededor de dos horas para que amaneciera y eso completaría por completo todo, habíamos pasado la noche en vela.


Si bien Myriam me había hablado de estas noches luego de que Dean naciera, creo que las había borrado por completo de mi mente o simplemente había ilusamente creído que, por ser mi hijo, tener genes humanos, no pasaría por esto.


Todo eso quedaba indudablemente descartado por el pequeño cuerpo peludo que estaba acurrucado contra mi pecho. Podía decirse que era imposible, pero la transformación de Dean a lobo, era definitivamente casi el doble de tamaño que el en forma humana.


Si bien el pequeño cachorro estaba completamente rendido a mi lado, nos había tenido varias horas jugando y saltando por toda la cama. Me había parecido divertido cuando lloriqueo al borde de la cama, por no animarse a bajar.


Podría decir que me encanto la experiencia de tener a mi bebe en esta forma. Era una situación inimaginable que mi propio hijo que apenas si podía aguantar un par de horas despierto, en esta forma podía moverse y acercárseme.


Aun así, había sufrido horrores poder llegar hasta aquí, cuando estábamos por dormir y Dean empezó con sus quejidos y lloriqueos me había asustado mucho.


Las manos de Dalton que en ese entonces me contuvieron podrían tener miles de rasguños por lo mucho que odie ver a mi hijo llorar desconsoladamente mientras se retorcía una y otra vez.


Por ser su primera transformación desde que nació había durado alrededor de quinces minutos y fueron horribles, creo que tendría pesadillas por cada momento.


No había podido evitar bombardear a Dalton de preguntas una vez que el pequeño lobito quedo rendido sobre la cama. Al parecer era completamente normal que en cada primera transformación se sufriera así, pero luego solo era como una pequeña molestia completamente aceptable.


Si bien Dean se había atrasado un poquito en hacer esto, era completamente normal después del primer mes que él bebe se convirtiera en cualquier momento.


Según sus propias palabras era la época en que ambas partes se relacionaban e inspeccionaban todo a su alrededor, reconociendo y aceptando.


Verdaderamente no podía asimilar lo complejo y extraordinario que era todo esto. En mi adolescencia podría decirse que había visto películas y hasta leí libros con respecto a los hombres-lobos, pero ninguno de ellos verdaderamente le hacía justicia.


* * *


—Pareces verdaderamente estresada—deje de leer los documentos que tenía sobre la mesa ver a Isaac dejar una tasa a mi lado, de lo que al parecer era café.

Tendremos un Bebe-LoboDonde viven las historias. Descúbrelo ahora