Capitulo treinta y uno | Convivencia
Inspire sintiendo el leve perfume que estaba impregnado en el pequeño conejo de peluche. Era tan suave, del tamaño perfecto también. Lo volví a dejar en medio de la cuna y seguí mirando todo.
Cuando pase por al lado de la puerta de este cuarto, la verdad ni me imagine todo esto, tal vez todavía esperaba solo tener el cuarto pintado y con las cosas todavía envasadas.
Pero Dalton —quien ahora mismo me miraba desde la puerta, había notado mucho eso, a decir verdad, no lo quería comentar, pero me estaba mirándome demasiado— Bueno, cuando pasábamos me insistió en pasar y básicamente me sorprendió con el cuarto del bebe completamente listo con todos los muebles que había comprado.
A decir verdad, aun no le podía dar mi completa fe a su palabra, pero si podía llegar a decir que no se comportaba como antes, rígido y expectante. Creo que podría decir, que se relajó a mi presencia.
—Hiciste un buen trabajo—admití mirando todo, verdaderamente había quedado perfecto.
Ignore su media sonrisa mirando a cualquier otro lado.
—Incluso—entro al cuarto y hurgo en una de las cajoneras—. Logre descifrar para que se usan estos—mire que tenía en cada una de sus manos, aquellos aparatos parecidos a unos Wake toki, pero para bebes—. Al principio pensé que fue una equivocación, pero averigüé que se usa para controlar al bebe cuando duerme, es perfecto para ti.
Quise reírme en su cara, pero no lo hice, en mas, usé todo mi autocontrol para solo sonreír y asentir. ¿Quién demonios no sabía que era eso? Dalton justamente. Aunque fuera algo raro, no pude no fijarme en su rostro de duda y victoria, al explicarme su gran trabajo.
—Sera un bebe con todo lo necesario—murmure mirando los pequeños cuadros en la pared, eran pequeñas fotos de bebes.
—Incluyendo a sus padres—tuve que evitar moverme cuando gire mi rostro y lo tuve frente a mí, ni lo había notado moverse.
—¿Eso es lo más importante, no? —no pude evitar mirarlo fijo.
—Exactamente—inspiré profundamente cuando sentí su palma a un lado de mi vientre, una leve corriente me anduvo por todo mi cuerpo, era la primera vez que me tocaba sin razón—. Dulce—le preste verdadera atención—. El día que entiendas todo, deberás tomar la verdadera decisión de quedarte o irte.
—Donde este mi bebe, estaré yo—establecí—. No me importa lo que deba hacer. Tú lo dijiste, ¿No? Me quedo y sigo tus reglas.
No supe exactamente como tomarme la minúscula sonrisa que me dio, acompañada de esa mirada. Estaba casi segura que todo en esa expresión grito: lastima, compasión, tristeza.
Deje de verla cuando movió un poco su mano y él bebe se movió dentro de mí, no me había gustado para nada su expresión.