Capitulo cincuenta y ocho | Volver
Me estiré sobre la cama mirando el techo del cuarto donde estaba, no tuve que moverme mucho para poder observar como Myriam se cernía sobre la cuna que Dean tenía en este cuarto.
—¿Es extraño verdad? —me senté apoyándome contra el respaldar escuchándola hablarme.
—No logro dormir bien—admito.
—A todos les pasa al principio—me da una mirada y por unos instantes creo que seguirá, sin embargo, vuelve a prestarle atención a su nieto.
Cierro mis ojos unos instantes empezando a sentir la pesadez de mi cuerpo, el cansancio que me invade es abrumador. Pero no podía pedir menos cuando no había podido descansar plenamente en casi dos semanas.
No pasaría mucho para que todo me pasara factura y verdaderamente no era algo que deseaba tener que vivir. No quería eso.
—Abajo tienes tu café—abrí mis ojos y la vi sentada a los pies de la cama con Dean recostado a pocos centímetros de mi—. Supongo que eso ayuda—me dio una larga mirada sin nada expresado en ella.
—Soy muy egoísta—me acerco lo suficiente para acariciar el suave cabello de mi hijo, enseguida se remueve, pronto despertaría—. Nos hago sufrir en vano, ¿Y para qué?
—No está mal que hayas querido alejarte, Dulce—la miro—. No está mal no quieras tener una vida al lado de Dalton. Tu puedes decidir.
—Pero duele, y ya no sé si es mi unión como destino, o son mis verdaderos sentimientos los que me hacen sufrir. Dalton está constantemente en mi mente, y la verdad, el que no pueda sentirme cómoda en este lugar, solo me hace querer volver mas—confieso—. Yo misma me he hecho una lucha contra mí.
—Independientemente de lo que suceda, creo que esto es más tu forma de demostrarte que puedes vivir sin él.
No le respondí, y los siguientes momentos estuvimos más entretenidas con Dean que con otra cosa. Posiblemente estos días fueran verdaderamente un calvario, pero esperaba poder llegar a la paz con la que solía vivir mucho antes de Dalton.
Tal vez era algo que necesitaba, como dijo Myriam. Desde el día en que estuve más cerca de la muerte y me propuse abandonar todo el estilo de vida que tenía, me había propuesto a mí misma no volver a depender tan adictivamente de algo, Dean era una muy buena razón para eso.
Pero mis propios pensamientos me hacían dudar de hasta mi misma. No era sano, no sería sano volver, por más que mi cuerpo y mente griten diciéndome que ahí era mi lugar. No me haría bien. Lo presentía.
Dalton.
Verdaderamente por unos momentos pensé que el seria mi "Felices por siempre", pensé que tal vez, la vida me había dado algo bueno, aparte de mi bebe, para poder continuar y ser feliz. Y saber que simplemente nos volvimos a encontrar por su egoísta idea de tener un bebe, solo hacía de toda la situación, una pesadilla.