Capítulo 13

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Ya habían pasado dos semanas desde ese día, las cosas no habían cambiado mucho, seguían conviviendo entre ellos los fines de semana por los amigos que tenían en común, ya que, por lo general los domingos estaban libres y se juntaban todos. Carolina estaba mejor, no hablaba mucho del tema y ya iba a trabajar con ganas, solo que había aún cosas que le recordaban a su relación pasada. A Agustín lo toleraba, ya podían mantener una conversación normal, pero de todas formas prefería no hacerlo, sin embargo, él siempre estaba cerca para decirle algún mal chiste o para ponerla a pensar con sus adivinanzas que para ella a pesar de ser agobiantes, le parecía muy tierno, pero igual buscaba las respuestas en su celular para que no le siguiera preguntando por horas, se le hacía gracioso ver su cara cuando ella supuestamente adivinaba la respuesta.
Estaban en un parque, Carolina, Malena y la hermana menor de la última comiendo galletas mientras Agustín, Julián, Maxi y Pochoclo jugaban fútbol de una manera muy agresiva, parecía que estuvieran compitiendo por la Súper Copa y no jugando entre amigos.

 
-Que bueno que sus carreras no tienen que ver con el fútbol, creo que morirían de hambre si fuera así -dijo la hermana de Malena -o irían a la cárcel por asesinato o algo parecido.

 
-Que mala no les vayas a decir eso en la cara, lastimarías su orgullo -le advirtió la mayor.


-Lo intentaré, pero es gracioso verlos con el orgullo herido.


-¿Tienen hielo? -preguntó Julián agitado por estar en el juego.


-No, ¿por qué? -cuestionó Carolina.


-Bueno, pasó que Agustín se cayó y confundimos el balón con su cabeza y eso jeje -explicó preocupado, pero al mismo tiempo demostraba que la situación le divertía.


-¡Julián! ¡Creo que lo matamos corre! -Maxi gritó mientras miraba a Agustín tirado en el piso, el herido solo parpadeaba perezosamente tratando de enfocar bien los rostros que lo rodeaban.


-Ay no puede ser.


-Vengan vamos a ayudarlo antes de que sus propios amigos lo entierren pensando que está muerto -Malena sabía que eran capaces.


-Agus, ¿cuánto es la raíz cuadrada de cuarenta y nueve multiplicada por seis? -Violeta, la hermana de Malena y la menor del grupo, quería verificar de que estuviera consciente, pero esa pregunta no era la mejor.


-¿Ah? ¿tres? -le respondió aturdido.


-Bueno, está grave.


-Creo que aunque no hubiese recibido ese golpe te hubiera respondido lo mismo -comentó Caro.


-Sigo aquí -dijo con disgusto y adolorido.


-Ponte una botella de agua en el golpe y párate, se supone que tú conducías de regreso -dijo Malena recogiendo las cosas, en verdad se les había hecho bastante tarde.


-Claro nadie se preocupa por Agustín, ¡gracias! "amigos".


-Ya le dio el drama, solo ignórenlo -comentó Pocho empujando al chico.


-Solo me quieren para que sirva de chófer, no lo puedo creer -seguía quejándose.

Desde el alma [Aguslina] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora